«Cincuenta euros por este hermoso gallo. ¿Alguien da más?. Uno más... 51, ¿alguien da más?, 65». Era el precio del ave más grande del corral en la tradicional puja que se desarrollaba ayer en Cuelgamures con motivo de la fiesta en torno a San Antonio Abad. La máxima recaudación se obtenía del bacillar, una cesta de mimbre repleta de productos de matanza: espinazo, embutidos, patas, y demás productos del cerdo por la que su propietario entrego la módica cantidad de 100 euros, 75 por un cordero y 10 por un lote de repostería. En total se recaudaron cerca de 250 euros para la fábrica de la iglesia en la típica puja que puso el colofón al programa de actividades que se han venido desarrollando en este pueblo desde el fin de semana, cuando tenían lugar las verbenas nocturnas, al igual que en otro pueblo de la comarca, concretamente en Arcenillas, que inauguraba el programa festivo el pasado sábado también con una sanantonada.

Ayer, en este ultimo pueblo la fiesta comenzaba con la misa a media mañana, a la que seguía la procesión, en la que las quintas: Ana Bragado, Noelia Zamarreño, Silvia Matellán y Ana María Martín, elegantemente vestidas y tocadas con una cinta de raso blanca, marchaban llevando a hombros a San Antón, al que no le faltaba la típica rosca de anises y un largo séquito de devotos.

La procesión recorrió las calles más céntricas del pueblo para regresar a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde se producía la bendición de animales. Una costumbre que con el paso del tiempo ha variado, pues es raro ver ahora animales que sirven para las labores agrícolas, y por contra, acuden muchos más domésticos y mascotas, como perros, gatos, periquitos o conejos, sin olvidarse de algún que otro cerdito, ya que es con este animal con el que más se identifica a San Antón.

San Antonio Abad, según cuenta la leyenda, se le conoce como el santo de los animales y también se le distingue por su vida de asceta y ermitaño, retirándose a vivir al campo después de repartir su herencia y vivir en estado monacal.

La festividad también se celebró en varios municipios de la Tierra de Campos donde en todos ellos se llevó a cabo el mismo ritual en torno al santo de las roscas y los animales.

Así, en la localidad de Manganeses de la Lampreana los vecinos conmemoraron la fecha sin que el 17 de enero sea festivo en el municipio. Como todos los años, los actos dieron comienzo con la celebración de una misa en honor del Patrón en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. A continuación se realizó la procesión llevando en andas al santo por las calles de la localidad y posteriormente la subasta de regalos. Según confirmó a este diario Ángeles Campano, presidenta de la asociación cultural «Las Flores», «los rosarios de gominolas son por lo que más ha pujado la gente. Están de moda en los últimos tiempos y han venido a sustituir a los que hasta nada se hacían de castañas y naranjas, que también eran muy apreciados». A la bendición de animales asistió un buen número de vecinos junto a sus mascotas y otros incluso llevaron terneros y corderos, todo valía con tal de ser bendecidos por el santo. Tras el reparto de las roscas cerca de medio centenar de vecinos se reunieron en la sede de la asociación para degustar un cocido que sustituyó en el día festivo a la tradicional sanantonada.