Los vecinos de Arcenillas compartieron ayer mesa y mantel degustando una más que copiosa ración de sanantonada, menú santo y seña protagonista principal de la festividad del 17 de enero, San Antonio Abad, que se celebra prácticamente en todas las localidades y con mayor devoción en aquellas donde el calendario las marca de rojo, como es el caso del mentado pueblo de la comarca del Vino y Cuelgamures.

Treinta y cinco kilos de alubias, con seis entre morro y oreja y los mismos de chorizo aliñaban el condumio popular en el que se afanaban desde mediodía de ayer los cocineros en el salón municipal. Cerca de cien raciones repartían las quintas de la localidad Ana Bragado, Noelia Zamarreño, Silvia Matellán y Ana María Martín, entre los comensales que acudían a la cita gastronómica tras haberse inscrito previamente en las oficinas municipales desde principios de enero.

Son precisamente estas cuatro quintas, sin ningún mozo de compañía, tallados en el 93 y 94, sobre las que recaía también el baile que se celebraba por la noche a cargo del Dúo Teclas y del que tuvo lugar en Nochevieja en la localidad

Durante la onomástica de San Antonio Abad del 17 de enero es costumbre en este pueblo que sea la quintada la que se encarga de cargar con el patrón de animales durante la procesión que recorre el casco urbano después de la misa que está previsto que comience a las doce del mediodía.

San Antonio Abad, según cuenta la leyenda, se le conoce como el santo de los animales y también se le distingue por su vida de asceta y ermitaño, retirándose a vivir al campo después de repartir su herencia y vivir en estado monacal.

El 17 de enero en Arcenillas después de los actos religiosos es costumbre que el sacerdote bendiga a mascotas y animales con los que se acercan los vecinos a las puertas de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. A continuación un baile vermú pone el punto y final a una celebración que este año se empieza a conmemorar con antelación por la cercanía del fin de semana. En Cuelgamures los mozos recorrían ayer de mañana las casas pidiendo el aguinaldo, normalmente productos de las matanzas caseras, que serán subastados el próximo martes, cuando se realice la tradicional puja, acto seguido de la misa y procesión. Una puja en la que suele haber también algún gallo, conejo y roscas de San Antón. La recaudación va a parar a la fábrica de la iglesia.