La carretera Nacional 631 volvió a registrar un nuevo y aparatoso accidente al colisionar un vehículo contra un ciervo de unos 140 kilos, que irrumpió en la vía y que saltó sobre un vehículo que circulaba a la altura del término de Otero de Bodas.

Los daños materiales en el vehículo de alta gama, contra el que impactó el animal, son cuantiosos. Los dos ocupantes del vehículo, un matrimonio afincado en Molacillos, salió ileso del siniestro. Como bien decía uno de los testigos que se desplazó hasta el lugar; «esto es cuestión de suerte».

El accidente se produjo sobre las cuatro y cuarto de la tarde cuando el vehículo, un Jaguar, circulaba en dirección a Zamora a la altura del término de Otero de Bodas. «Lo vimos saltar hacia el coche y eso que ya íbamos muy despacio» señalaba la ocupante del vehículo. El animal se precipitó contra la parte izquierda de la delantera del coche y la tapa del motor. Además del daño en la chapa, como consecuencia del golpe, el vehículo también sufrió daños en el motor como evidenciaba el derrame de líquido.

El matrimonio venía desde la zona de Los Valles y había parado unos instantes antes en la gasolinera de Otero de Bodas a repostar. «Le estaba comentando precisamente a mi marido que aquí salían animales. ¡Desde el tiempo que hacía que no venía yo por esta carretera!» explicaba la mujer afectada. El animal irrumpió en la calzada por el lado izquierdo del vehículo, como detallaba el conductor a los agentes de la Guardia Civil que levantaban el atestado.

El primer conductor en pararse para ayudar a los accidentados fue el chófer de una de las furgonetas de reparto de medicamentos que realiza diariamente la ruta desde Zamora a Sanabria. Entre el conductor del Jaguar y el chofer de la furgoneta desviaron el tráfico alternativamente por uno de los carriles, pues en el otro permanecía el cuerpo del animal. Luego tomó el control la Guardia Civil. Afortunadamente el accidente es una zona recta con máxima visibilidad para los conductores que circulan en ambos sentidos y da tiempo a reducir la velocidad.

El propietario del vehículo accidentado estaba preocupado porque habían avisado ya dos veces del accidente y los agentes tardaban en llegar. Optaron por no tocar nada y por no retirar al animal hasta que no llegaran los agentes.

Una veintena de vehículos transitaron en esa media hora. Algunos ralentizaron al velocidad para sacar fotos del animal tendido en la carretera. Otra pareja de Sanabria se paró preocupado al ver la escena. El conductor de un camión, aparentemente familiarizado con la situación, hacía una mueca de contrariedad al ver el estado del coche y el animal tendido.

«Nunca he tocado un ciervo» decía la mujer del vehículo accidentado, y se agachó para acariciarlo. El animal era un ejemplar bonito con unos enormes ojos abiertos, brillantes y azulados, que parecían querer mirar, aunque era ya una mirada vacía. La cornamenta de siete puntas presentaba desgaste en la parte superior y abrasiones en el asta. Las lesiones debían ser internas porque no tenía sangre, salvo un pequeño reguero alrededor del morro. Sobre las cinco menos cuarto llegaban los agentes que habían dado la vuelta desde la zona del cruce de Rionegro para personarse en el lugar del accidente. Tras tomar varias fotos del punto donde quedó tendido el ciervo, uno de los agentes lo arrastró para sacar el venado del carril y dejarlo en el arcén. El otro compañero inició entre tanto el papeleo con el conductor del vehículo.

El agente que retiró el animal optó por sacarlo totalmente de la calzada y dejarlo en la cuenta para que el ciervo no fuera objeto de distracción para los demás conductores. Será su lugar mientras pasan a retirarlo. Las huellas todavía frescas del macho señalaban su último recorrido mortal.