La plaga del topillo sufrida en 2007 en la provincia arrasó campos y los efectos del veneno suministrado para acabar con ellos mermó considerablemente la población de rapaces y las especies cinegéticas. En 2009 la población de San Martín de Valderaduey fue elegida en la provincia de Zamora como experiencia piloto para reintroducir en la estepa aves capaces de mantener a raya a los roedores y se ha conseguido. A finales de 2011 se cifran 18 parejas de lechuzas y 35 de cernícalos instalados en la zona y unas magníficos resultados en el control del topillo en el municipio.

El biólogo, Alfonso Paz Luna, del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) destaca el éxito del proyecto en la localidad terracampina donde «se partió de cero y se han contabilizado 18 parejas de lechuzas algunas con segundas puestas y entre 30 y 35 nidos de cernícalos lo que supone una ocupación del cincuenta por ciento de las cajas nidos distribuidas por la zona».

El 90% de la dieta de la lechuza se compone de roedores y mientras este ave caza de noche, el cernícalo lo hace de día. La idoneidad de estas dos rapaces en una comarca es completa porque su periodo de cría coincide con los meses de reproducción del topillo. Además, se ha comprobado que con la abundancia de comida estas aves crían más pollos. Paz Luna explica que «cada nido puede llegar a consumir entre 500 y 700 topillos en los meses de cría, por lo cual estas especies se convierten en idóneas para el entorno».

San Martín de Valderaduey cuenta con 100 cajas nido, diseñadas para la cría natural de cernícalo vulgar y lechuza común, distribuidas de forma aleatoria en una superficie de unas 2.000 hectáreas. Cada caja nido, se ha instalado sobre un poste vertical de madera que se ha colocado en las linderas de parcelas y caminos agrícolas. De esta manera, estas especies cuentan con zonas óptimas para nidificar, ya que la ausencia generalizada de árboles o lugares donde asentarse limita su reproducción, mientras que la deforestación de la mesetas es un lugar idóneo para el topillo que «tiene mucho donde comer y no tiene depredadores». El proyecto comienza a dar resultados y así como se constata la reducción de roedores en la zona a estudiar también se verifica el aumento de ellos en las poblaciones limítrofes. Según ha podido conocer este diario localidades pertenecientes a la Reserva Regional de las Lagunas de Villafáfila, Cañizo, Villamayor de Campos y Villardefallaves se han interesado por la iniciativa, pero todo quedaría sujeto a la búsqueda de financiación para poder llevarlo a cabo. Según las primeras estimaciones la instalación de un centenar cajas nido en un términos municipal rondaría los 10.000 euros, cantidad que se podría reducir si se incrementara el número junto a otro municipio.

Paz Luna explica que «la Junta de Castilla y León, a través del Plan Director de Lucha contra Plagas Agrícolas ha destinado una serie de fondos al seguimiento del topillo, pero nos encontramos con que todavía no han dado a conocer ningún tipo de datos y hay otros fondos destinados a veneno por si se diera el caso otra vez, que puede volver a darse porque la plaga de topillos es cíclica y suele producirse cada cinco años. Entonces se pretende que una parte de los fondos se pudiera destinar a fomentar este tipo de proyectos en varios puntos de la comunidad y evitar el veneno».

El alcalde de San Martín de Valderaduey, Julio Herrero del Campo, muestra su «satisfacción» por los resultados obtenidos con el proyecto realizado por el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) en el municipio. Así, pretende despejar las dudas y miedos de muchos agricultores-cazadores sobre la instalación de las cajas nido en los municipio por las consecuencias que las rapaces puedan tener sobre ciertas especies cinegéticas. Herrero confirma que «tanto el cernícalo como la lechuza atacan a roedores y no a la caza y a la vista está que en nuestro municipio se está dando bien la liebre y la perdiz».

Este sistema de control, en su opinión y tal y como expuso durante su intervención en una jornada informativa celebrada en Palencia , «es estupendo porque te controla la población de topillos todo el año. Siempre hay topillos pero cuando aumenta el número y no llega a la categoría de plaga no se usa el veneno, es imposible. Este tiene un coste para la Administración por el dinero y para los ciudadanos por las consecuencias posteriores como ya hemos visto. El dinero invertido en postes y cajas nido es mucho más recomendable, es decir, invertir en la prevención y en el control».