A tres meses de que se cierre el año la Ruta de la Plata sigue siendo un camino preferido por los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela tras atravesar la provincia de sur a norte. Así, en lo que va de año han pernoctado en el albergue municipal de El Cubo del Vino 1.245 personas, una cifra menor que la del año pasado por estas fechas, cuando habían pasado por este punto 193 personas más, aunque hay que tener en cuenta que 2010 fue año Jacobeo y por tanto de mayor atractivo para los peregrinos. El de El Cubo es el primer albergue de la provincia que encuentran los peregrinos, que proceden fundamentalmente de Salamanca. Pernoctan tanto aquí como en los albergues, uno público y otro privado de Villanueva de Campeán, antes de llegar a la capital.

Los meses de primavera, abril y mayo, son con diferencia los que atraen en mayor medida a los peregrinos, la mayoría caminantes a pie, aunque también abundan los pequeños grupos en bicicleta y los menos a caballo. Estos dos meses han concentrado casi la mitad de los peregrinos en el albergue de Cubo del Vino, seguidos de los meses de verano, fundamentalmente junio, agosto y septiembre y, en menor medida julio.

De enero a marzo y los meses finales del año, noviembre y diciembre, son los que menos atractivo tienen para los caminantes, sin duda por la dura climatología. En todos los meses, excepto en enero, la cifra de peregrinos de 2010 superó a la del año en curso, aunque éste, que no es Jacobeo, sigue manteniendo cifras apreciables, similares al pasado en marzo o agosto, por ejemplo.

Las instalaciones del albergue de El Cubo, sin ser lujosas, son más que dignas, ya que tienen literas con capacidad para catorce personas, un comedor y sala de estar, cocina, un patio especialmente agradable en verano y el servicio de duchas. Todo ello por un precio de cinco euros por día y persona. La idea del Ayuntamiento es la construcción de un albergue nuevo, iniciativa que tendrá que esperar a que mejore la economía local.

Los peregrinos acogen de buen grado las instalaciones, y prueba de ello son los numerosos testimonios de agradecimiento que los caminantes anotan en el libro de visitas de la instalación, atendida por un hospitalero.