La restauración y conservación del Fuerte Nuevo de Torregamones potencia los atractivos turísticos de un municipio enclavado en pleno Parque Natural Arribes del Duero, frente con frente a la no menos turística ciudad lusa de Mirando do Douro. La Junta de Castilla y León ha invertido en la adecuación de esta construcción del siglo XVII un total de 116.302 euros, repartidos en dos fases.

El delegado Territorial de la Junta, en Zamora, Alberto Castro, que ayer visitó el fortín, confía que esta recuperación «será un activo para Torregamones y para que la gente visite un escenario que ofrece vistas espectaculares». Y es que desde el Fuerte Nuevo queda a la vista una estampa plena de Miranda do Douro y un importante curso de lo más agreste del cañón del Duero.

Castro destacó «la importancia de restaurar restos arqueológicos que sirvieron para defender el territorio de Zamora de los vecinos portugueses», y agradeció especialmente a los propietarios -está radicado en fincas privadas- «por dar facilidades para recuperar construcciones que son importante para recordar el pasado».

La arqueóloga, Hortensia Larrén Izquierdo, explicó que el descubrimiento «fue tardío, en la década de los 90, cuando con las labores del inventario arqueológico se identificó el lugar». Señaló que actualmente «es un fortín poco conocido» y confía en que se vaya incrementado la documentación «con la intensificación de las investigaciones». En sus explicaciones sobre el terreno aludió a su lejanía y difícil acceso como factores que han evitado «el desmantelamiento y el expolio de sus piedras».

La arqueóloga de la Junta preciso que se intentó «una actuación rigurosa» y se procuró «ser lo más fieles posibles, como intentamos en la intervención en el patrimonio». Al respecto, apuntó que «no hay cañoneras porque no sabemos cuántas ni donde estaban. Y no lo vamos a inventar».

«En la primera fase se llevó a cabo la eliminación de la vegetación y la retirada de escombros y en la segunda se realizó la consolidación de las estructuras», según informa la Junta, que recalca que «todos los trabajos de excavación y desescombro fueron llevados a cabo con control arqueológico».

El alcalde de Torregamones, Francisco Javier Sánchez Pascual, consideró la recuperación del fuerte como un gran aliciente para impulsar el desarrollo turístico del municipio, y agradeció la disposición de las instituciones para llevar adelante estas obras.

El Fuerte Nuevo de Torregamones se emplaza en un destacado cerro «encintado a poniente por el río Duero, que forma un acusado meandro que salva dicha elevación».

En el momento de iniciar los trabajos arqueológicos previos a la consolidación de la fortificación, tan solo se identificaba un imponente lomo de piedra, de planta triangular, cuya morfología apenas se intuía porque estaba invadido por una densa vegetación de zarzales y jaras.

El Fuerte Nuevo cuenta con su propio folleto informativo y divulgativo, donde detalla la historia y el desarrollo de los trabajos realizados hasta sacar a la luz el fortín, que hoy día constituye, además, una interesante exposición en el Aula Cultura de Torregamones.

Se trata de una fortificación que ofrece unos muros «construidos en mampostería de granito en seco, ocupan una superficie próxima a los 350 metros cuadrados». Debido al abandono, «el Fuerte Nuevo se cegó con un importante cúmulo de piedras y tierra, producto del desmoronamiento y arrumbamiento de parte de su estructura, sobre la cual creció una vegetación de escobas y zarzas». «Las ruinas también sirvieron como fuente de aprovisionamiento de piedra para la construcción de chozos y chiviteros que se dispersan, tanto en las inmediaciones y dentro del fortín, como en pagos aledaños».

La retirada de los potentes niveles de derrumbe que sepultaban buena parte del interior del Fuerte y la eliminación de la vegetación ha puesto al descubierto una particular defensa cuya función fue la de controlar los posibles movimientos de las tropas portuguesas, emplazadas en la fortificación abaluartada de Mirando do Douro, modernizada por el regente portugués Joao IV. Su uso militar se limitó a los años de conflicto, siendo abandonado posteriormente, lo que dio lugar a su arrumbamiento y estado de ruina.

La Junta explica, además, que el Fuerte Nuevo de Torregamones «forma parte de una cadena de construcciones fortificadas, entre las que también se encuentran las de Carbajales de Alba y Puebla de Sanabria». A juzgar por el hallazgo de recipientes cerámicos pertenecientes a la vajilla de la guarnición se deduce que la misma estaría formada por 15 ó 20 soldados.

Existen estructuras adosadas, un corral y unas chiviteras, que se han respetado porque, al decir de Larrén, «su destrucción no tiene sentido porque son muestras del uso de esta lugar a través de la historia y no está mal dejarlo como elemento incardinado en el uso de un territorio desde sus orígenes».

El acceso al fortín puede hacerse desde las proximidades del puesto fronterizo, o desde el pueblo de Torregamones por un camino ya señalizado, viable a pie o en todoterreno.

Durante la pasada legislatura, de 2007 a 2011, la Junta ha invertido 278.545 euros en actuaciones de Patrimonio en la comarca de Sayago. Así, junto a la adecuación del Fuerte de Torregamones se encuentra la reparación del Puente del Rebollar en Almeida, la excavación y documentación arqueológica del Casal del Gato, también en Almeida, y la restauración de las pinturas murales de la Iglesia de Carbellino.