La Asociación Ferroviaria Zamorana organizó la noche del sábado en Requejo de Sanabria un homenaje a los antiguos trabajadores de la línea ferroviaria Zamora-Orense, muchos de ellos fallecidos por silicosis, «para evitar que su historia caiga en el olvido».

El acto, denominado «La noche de los carrilanos», consistió en recorrer la distancia que separa el Ayuntamiento de la localidad de la estación del ferrocarril, una vez allí dos antiguos trabajadores dieron su testimonio sobre lo vivido, se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los trabajadores fallecidos y el alcalde de Requejo, Santiago Cerviño, colocó ante la entrada de la estación un ramo de flores en su memoria.

A las nueve y media de la noche la plaza del Ayuntamiento de Requejo se encontraba llena de numerosos vecinos, niños y mayores, preparados con ropa de abrigo, faroles y linternas, dispuestos a iniciar el camino hacia la estación del ferrocarril. Santiago Cerviño, alcalde de Requejo, junto con un miembro de la Asociación Ferroviaria Zamorana dieron la bienvenida a los asistentes y agradecieron su presencia. Santiago Cerviño señaló que en un primer momento la llegada del ferrocarril a Requejo causó alegría por la prosperidad que iba a traer a la localidad, pero se volvió una desgracia cuando «tíos de 30 y 40 años, altos como castillos y fuertes, morían debido a la silicosis dejando numerosas viudas en la localidad».

Una vez dada la bienvenida a los presentes se encendieron los faroles y las linternas y comenzaron a andar rumbo a la estación de ferrocarril donde les esperaban Emilio Fernández y Pepe Fernández, antiguos trabajadores, para contar sus experiencias y vivencias durante la construcción de la línea Zamora- Orense. Al caminar hacia la estación, se pasó por el cementerio municipal donde descansan en paz algunos de los trabajadores fallecidos.

Emilio Fernández y Pepe Fernández pusieron los pelos de punta a más de uno al relatar sus experiencias y otros de los asistentes, también antiguos trabajadores, recordaban lo vivido en esa época. Entre los presentes se encontraban personas que habían perdido a hermanos, padres o familiares debido a la silicosis.

Emilio Fernández comenzó a trabajar en la línea Zamora- Orense con tan solo 15 años de edad teniendo que falsificar la cartilla de trabajo ya que hasta los 16 años no podía trabajar. Su abuelo y su padre también trabajaron en los túneles. «Trabajábamos mucho, ocho horas sin parar, pero aguantamos». «No había control, no había seguridad ninguna, antes trabajábamos a pelo». «Todos los días se producían accidentes, algún desastre». Se pasó muy mal porque había que trabajar para no pasar hambre porque coincidió con la época de hambrunas». A Emilio le duele que después de tanto trabajo, de tanto sufrimiento la línea esté infrautilizada.

Pepe Fernández, es otro de los antiguos trabajadores de la línea Zamora-Ourense supervivientes. Él empezó a trabajar en 1943 con solo 12 años de edad. «Se pasó muy mal». «El ferrocarril dio muchas muertes, pero también dio algo de vida porque había racionamiento, había un economato».

Además de estos dos supervivientes, ayer se encontraban algunos otros que revivieron los malos momentos vividos.

El ferrocarril dejó muchas viudas en la localidad de Requejo, unos de los presentes apuntaba que se llegó a denominar el pueblo «Requejo de las viudas» con 90 mujeres que vieron como de la noche a la mañana perdían a sus maridos.

Tras los testimonios de los antiguos trabajadores se guardó un minuto de silencio y se rezó un padrenuestro en honor a los fallecidos. Posteriormente el alcalde de Requejo depositó unas flores en su memoria en la entrada de la estación del ferrocarril y se les dedicó un fuerte aplauso.