«Presidente, presidente, no me jodas; no adelantes las elecciones, que tenemos que esperar a que Alfredo se asiente». «No te preocupes, Cecilio, que no va a haber adelanto, seguro que no, tú tranquilo». Estas frases se entremezclaron en un diálogo distendido entre Cecilio Lera, restaurador desde siempre y alcalde socialista de Castroverde casi también desde siempre, y José Luis Rodríguez Zapatero, en un aparte en la comida que el presidente del Gobierno compartió ayer con el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, en el Mesón del Labrador, en Castroverde. La comida y la sobremesa duró más de tres horas. Cecilio Lera hace el resumen: «Se habló de todo, de política, claro; de deportes, un poco; de agricultura, un mucho; de comunicaciones, también, y de vida, mucho de la vida, que es lo más importante».

El motivo del encuentro, lo explica el alcalde de Castroverde: «Tuve problemas de salud hace dos años. Los dos se interesaron por mi estado, que no era bueno. Con uno y con otro llegué al acuerdo de que cuando me recuperara vendrían a comer a mi casa y así ha sido». Y así fue como Castroverde se revolucionó al mediodía de ayer. «Que he visto a Zapatero en el pueblo», decía una vecina a su marido a llegar a casa. «Está Zapatero como para andar de excursión por Tierra de Campos, anda allá». Pero era verdad.

Los dos presidentes, el del Gobierno y el de la Junta, dejaron aparcadas sus obligaciones institucionales y se dispusieron a degustar lo mejor de la cocina de caza a la salud del anfitrión, un histórico del PSOE, que ha dado mil pases de pecho a la vida y ha salido sin cogidas graves. Cecilio Lera es la acción, el movimiento permanente y es casi tan conocido como su José Tomás del alma.

No se anduvo con contemplaciones el cocinero-anfitrión y le dio «caña» por igual a los dos presidentes, cuando la conversación fluyó hacia el capítulo de infraestructuras. Se sintió satisfecho con las respuestas del jefe del Ejecutivo sobre la continuidad de las obras del AVE Valladolid-Zamora-Galicia y la necesidad de agilizar las obras de la autovía entre Zamora y Benavente. «Zapatero dijo que habían surgido algunos problemas con las empresas, que no precisó, pero aseguró que ya están solucionados y los trabajos siguen adelante. Aseguró también que estamos en un momento malo pero que no se van a parar las obras».

El menú, escogido y con productos de la tierra, fue otro acicate más para dar consistencia al diálogo de los ilustres comensales. «De la cuestión agraria hablamos mucho. Zapatero no dejaba de preguntar y preguntar. Herrera respondía y yo también, claro. Les dije que este año la cosecha cerealista viene bien, abundante si no aparece una nube cabrona. Que los cereales han subido mucho y claro, también los piensos compuestos. Lo que ha sido bueno para los agricultores, ha sido malo para los ganaderos; ese es, desgraciadamente, el juego en el que vive el sector agrario: los labradores siempre van jodidos».

La comida, claro, es lo más importante en un restaurante y despreciarla es un delito. Para templar el estómago, una cañita con una «rodancha» de chorizo. Y después, todo seguido: salmorejo, carabinero en papillot, escabeche de caza, ancas de rana (este plato solo fue degustado por Herrera, «al presidente no le debe gustar, porque no lo comió») y pichón y perdiz con berza. Llegados a este extremo, hubo un ruego de Zapatero: «Cecilio (dice Cecilio que le dijo el Presidente) esto está muy bueno. Tienes que incluir más vegetales en los menús, que los de esta tierra, que es la mía, son excepcionales». Aquí Herrera intervinó para corroborar las palabras de Zapatero y mantener que verduras y vegetales de Castilla y León tienen una calidad inigualable.

Los dos presidentes hablaron de Deporte (Cecilio, aquí, no entró, no practica). Zapatero presumió de ser un buen pescador de truchas, de las «fario», de las auténticas. Y Herrera de ser un gran andarín. Hubo sonrisas y la distensión total en la conversación.

El alcalde de Castroverde dice que en la comida sí se habló de alta política, pero «no puedo decir nada, son cosas secretas». Y también, asegura, hubo algunos consejos del presidente del Gobierno al presidente de la Junta sobre que empresas internacionales pueden venir a instalarse a Castilla y León.