Poco después de las tres de la tarde de ayer era localizado en la zona de Valdín un ciudadano portugués de 51 años, José Loreiro Acebedo, que se había perdido en la localidad de Porto. Tras vivir 72 horas desorientado, finalmente pudo reencontrarse con su familia, su mujer y sus dos hijas, además del novio de una de ellas que se trasladaron desde Oporto para recogerlo.

Ayer pasaron las últimas horas en Porto, en casa del alcalde Rogelio Carracedo, hasta el momento de regresar a su ciudad. Ya en ese momento se empezó a averiguar su identidad y se comunicó la situación a la Guardia Civil.

La actitud de esta persona hacía pensar a los vecinos que tenía algún tipo de perturbación mental, pero recalcando que en ningún momento tuvo una actitud agresiva con nadie, extremo que ratificaban todas las fuentes consultadas.

Un amplio dispositivo policial se extendió en Porto ayer para poder localizar al este ciudadano luso en el que participaron entre otros, los agentes del Cuartel de la Guardia Civil de Lubián, de Seprona y vecinos del pueblo.

Esta persona llegó accidentalmente a la villa portexa, el pasado viernes de madrugada en un taxi desde Madrid. Al parecer su destino era Oporto, en Portugal. Cabe pensar que el taxista se confundiera en transcribir al navegador de su vehículo Porto (escrito en Portugués) y le remitiera a la villa zamorana . José Loreiro había realizado un viaje desde las Azores, donde trabajaba, a Marruecos hasta Madrid, al parecer en el transporte de la empresa con la que trabajaba. Desde Madrid emprendió el viaje a Portugal para finalizar en Oporto. Lo que no queda muy claro es cómo en lugar de Oporto la ruta fue en dirección a Porto, pero en la comarca sanabresa. El hombre apareció por el pueblo sin documentación y sin poder dar explicaciones de su situación personal.

El primer lugar al que se dirigió fue al bar de José Antonio Bruña donde «tomó unas coca colas, que ni le cobré. No hablaba casi nada. Y allí estuvo con nosotros hasta que cerramos». No se sabe dónde durmió esa primera noche porque no se le volvió a ver en unas horas, hasta que un vecino lo vio el sábado en el río de Porto pescando bogas con unas mujeres de Portugal. Esa tarde por lo único que preguntaba era por «mi rúa y mi familia» con claras muestras de desorientación.

A lo largo de la tarde-noche se le volvió a ver en el pueblo y entonces vecinos y alcalde alertaron a la Guardia Civil de la situación de esta persona para intentar localizar a su familia, incluso estaba previsto avisar al 112 para trasladar en ambulancia a esta persona a un centro de atención mental, por si era necesario.

Fue el alcalde el que le cedió una vivienda municipal, conocida como la casa del médico, para que no pasara la noche del sábado a la intemperie y pudiera dormir. De hecho el alcalde le avisó que «entre las ocho y las nueve de la mañana - ya del domingo- pasaba para recogerlo y que pudiera desayunar en mi casa». Cuando a las ocho y veinte llegó el alcalde, José se había descolgado por la ventana del comedor de la vivienda con un edredón y había huido del pueblo. Después de montar un amplio operativo para localizarlo, un trabajador de la zona de Xares, en Orense, que estaba en Porto y sabía que lo andaban buscando, lo localizó con unos ganaderos de la parte de Orense por la carretera de Valdín. Al parecer, cada vez que veía un coche por la carretera se escondía. Este trabajador que se dedica al montaje de tejados en la villa portexa avisó por teléfono al alcalde Rogelio Carracedo. Los ganaderos que estaban próximos a un chozo de la sierra lo vieron en malas condiciones lo recogieron, le dieron de comer y lo retuvieron hasta que llegó la Guardia Civil para llevarlo de nuevo hasta Porto.

Su familia que había sido avisada llegó ayer por la mañana pero se encontró con que José había vuelto a desaparecer. En el momento feliz del reencuentro pasadas ayer las tres y media de la tarde, se producía en la casa del alcalde, donde José reconoció a su mujer y a sus hijas y pudo abrazarse a ellas aunque seguía desorientado.

Los vecinos de Porto, una vez más volvieron a hacer gala de su hospitalidad y acogimiento ante una situación penosa para esta familia.