Riofrío fue a lo largo del sábado y en la madrugada del domingo la capital del glamour en busca de esa felicidad siempre ansiada y no por ello conseguida, en forma de ese amor que da el contacto, sentimental y carnal, aunque, eso si, una cosa es cultivar la viña y otra luego recoger las uvas. Para los mozos de Riofrío, matrícula de honor. Para quienes creen que las caravanas es sembrar en terrenos baldíos ahí están el bueno y querido de Eloy y desde 2008 su amada Narci.

Curiosas estampas ante la masiva presencia de solteros, más allá de los cincuenta, llegados para pescar a río revuelto. Un forastero tabarés llegó a pagar 150 euros solo por que le dejaran pasar a ver a las mujeres al salón y bailar con ellas. Desde La Horcajada, en Ávila, llegó su propio alcalde para conocer la caravana y tomar nota para organizar una en su pueblo. Una familia invitó a los dos fotógrafos del periódico holandés interesados en los hogares alistanos, quedaron encantados: «Aquí la gente es muy buena, nos han invitado a vino, a café y nos han regalado un chorizo para llevar». Las calientes sopas de ajo pusieron el broche de oro a una jornada inolvidable antes del adiós. «La mejor magia es la del amor» aseveraba el mago. «Si en algo nunca hay que perder la esperanza es en el amor» sentenciaba el bueno de Jesusito tras el último, sentido y emotivo beso.