La temporada de pesca abre hoy sus lances con el malestar de los pescadores ribereños de Sanabria y Carballeda por la supresión de esta figura, ligada a los pueblos de las riberas de los ríos trucheros. La apertura se retrasa al último domingo de abril en el río Bibey y sus afluentes salvo en el embalse de San Sebastián; en el Forcadura, aguas arriba del puente del Barrio de Arriba de Vigo de Sanabria y el arroyo Carambilla y sus afluentes.

En los municipios de Galende, Cobreros, Trefacio, Robleda-Cervantes y San Justo se han recogido unas 300 en contra de la supresión de los derechos de este colectivo, en los cotos trucheros de la zona, y la zona más importante de pesca de esta especie de la provincia. El colectivo de pescadores ha remitido las firmas al Servicio territorial de Medio Ambiente y a la Consejería de Medio Ambiente en Valladolid. Los alcaldes de estos municipios también se han adherido a las reivindicaciones locales, y a favor de mantener el derecho de los pescadores ribereños en los cotos. Los pescadores de la zona de Puebla de Sanabria también manifestaron esta semana su malestar con los cambios, tanto en la normativa como en la supresión de los derechos de los pescadores locales. La asociación Sanabresa de Pesca también ha respaldado las firmas de los pescadores locales.

De prosperar la medida de la consejería de Medio Ambiente solo se reconocería una única categoría de pescadores nacionales. De desaparecer los ribereños no tendrían acceso a los cupos que le son asignados en los cotos. En el caso de Sanabria están declarados para esta temporada seis cotos en Galende, Trefacio, Mercado de El Puente, Sejas-Sanabria (sin muerte) y Peque que suman más de 24 kilómetros de ríos.

Los ribereños defendían antes de comenzar la temporada que «los únicos que cuidan el río son los pescadores locales. El pescador que viene de fuera vienen con la familia a pasar el día y solo se preocupa de llenar la cesta. El pescador local va solo al río y si pesca y no da la medida lo devuelve» recalcaba uno de los pescadores de El Puente que ha promovido la campaña de firmas. A estos cotos hay que sumar los otros cuatro ríos trucheros en la modalidad de libre sin muerte: Castro (3,3 kilómetros), Tera desde la desembocadura del río Trefacio a la desembocadura del río Villarino de 1,9 kilómetros, otro tramo en el Tera entre las presas de Barrancas y Las Huelgas de 3,5 kilómetros y las 17 hectáreas del embalse de Garandones. En estas zonas además de los pescadores con coto asignado en sorteo entra un cupo de pescadores locales, que en el mes de septiembre sortean en El Mercado de El Puente sus cupos.

Desde que comenzó a regularse la pesca y a crearse los cotos de pesca «ha existido la figura del pescador ribereño», que viven en los pueblos situados en los márgenes de los cauces. Las sucesivas reglamentaciones y la constitución de los cotos no podían terminar con la pesca como un derecho de los vecinos de los pueblos ni como un medio de vida, porque buena parte de la pesca se vendió hasta tiempos recientes para los restaurantes y los domicilios particulares.

El pescador ribereño ha pasado de ser todo pescador de los pueblos de un municipio que atraviesa el cauce a reducirse a los residentes solo de los pueblos comprendidos dentro del coto de pesca. Los pescadores locales pueden acceder a los sorteos nacionales de cotos y participar además en el sorteo en el coto local.

Los pescadores del coto de El Puente recalcan la labor de los locales a la hora de controlar malas prácticas en el río. Los problemas en las pesca no surgen por la pesca furtiva sino por el estado de las cuencas, por los vertidos.

En ese sentido recuerdan a las administraciones las escasas medidas para suprimir todos los vertidos directos y sin depurar, especialmente al río Tera. Uno de los focos de mayor problema es precisamente el Tera a su paso por El Puente de Sanabria, donde la depuración de aguas es prácticamente inexistente. A diferencia de otras zonas más urbanizadas «la pesca es la única diversión que nos queda en los pueblos».