La tarea era afrontar de manera práctica y divertida la igualdad de género. Para ello, se desarrollaron talleres de intercambio de roles, en los que los chicos aprendían a realizar tareas tradicionalmente asociadas a las mujeres (cocina, costura, etc.) y donde ellas aprendían a realizar tareas teóricamente masculinas (bricolaje, reparación de bicicletas, etc.). Participaron más de medio centenar de jóvenes de las zonas rurales de Zamora, Salamanca y Portugal.