Villalcampo se vistió de gala en la tarde del pasado viernes para procesionar y venerar a su patrona, Nuestra Señora la Virgen de la Encarnación, que recorrió las calles luciendo nueva indumentaria y nuevo paso ante la atenta mirada de sus cientos de devotos.

El 11 de septiembre de 2008 una de sus más fieles devotas María Bollo Miguel (nacida el 3 de junio de 1942), durante la romería en la ermita del Valle de Valverde le pidió un deseo a la gran señora «Y me lo concedió». Fue entonces cuando ella le prometió que, como agradecimiento, le bordaría un manto con sus propias manos. Un día María conoció en Zamora a unas mujeres que estaban bordando una bella prenda para un Santo Cristo, se emocionó y allí mismo decidió ponerse manos a la obra.

El trabajo fue artesanal y laborioso, puntada a puntada, sin prisa pero sin pausa, cientos de horas tirando de aguja y dedal, bajo los consejos de su profesora de bordados María Luisa. El manto es de terciopelo bordado todo a mano con hilo de oro traído de Sevilla.

En el diseño María se ha acordado y homenajea a su marido, el coronel jubilado Antonio Codesal Codesal, de ahí que lleve el «arma» de artillería y las estrellas bordadas sean todas de ocho puntas.

Después de dos años de trabajo María Bollo se emociona al ver a la Virgen de la Encarnación luciendo su preciado y precioso manto, su vestido y su toga, «tengo mucha fe en ella y lo he hecho a capricho, ha sido el trabajo que he hecho con más emoción en mi vida». El bastidor para que luzca el largo traje ha sido donado por Mayte Codesal Bollo y Antonio Jesús Román Mangas, siendo similar al que lleva la Virgen de la Esperanza de Zamora capital.

La Virgen de la Encarnación estrenó también un nuevo y peculiar paso. «Nos vamos haciendo mayores, cada vez hay menos jóvenes y no hay gente con fuerzas para llevar a la patrona en andas, por eso hemos buscado soluciones» afirman Francisco Parra Poza y su mujer Adela Argüello Codesal, quienes han donado el paso.

La construcción ha corrido a cargo de un carpintero del pueblo, Isidro Lorenzo Domínguez que lo ha hecho entero, «con madera de haya vaporizada». La novedad está en que el paso, bajo la falda de terciopelo negro lleva un complejo y moderno sistema para que la Virgen pueda procesionar prácticamente sola: cuatro ruedas, volante, freno e incluso un hidráulico, para elevarse o bajarse para entrar o salir del templo de San Lorenzo Mártir o cuando en su recorrido tope con algún cableado eléctrico.

La «Virgen de la Encarnación» es una de las «Siete Hermanas» de España y Portugal junto a «La Luz» de Moveros y Constantim, «La Riberiña» de Quintanilha y San Martín, «El Nazzo» de Póvoa, «La Soledad» de Trabazos, «La Salud» de Alcañices» y la «Virgen de Árboles» de Carbajales. Entre los vecinos y devotos todo fueron alabanzas para La Encarnación y sus nuevas posesiones.