El pueblo alistano de Pino, en los Arribes del Duero, fue uno de los asentamientos humanos más antiguos de la provincia de Zamora donde, además, era habitual la búsqueda y extracción de oro. Así lo refrendan las excavaciones arqueológicas en la zona de «El Picón» que han supuesto el hallazgo de una histórica joya: un anillo de oro con una gema engastada en la que puede observarse un sello de mujer con un peinado propio de la época Flavia (entre el 69 y el 96 después de Cristo).

Este hallazgo se recoge en la nueva «Guía Arqueológica de Pino del Oro» escrita por Alejandro Beltrán Ortega, Francisco Javier Sánchez Palencia, Damián Romero Perona, Fernando Alonso Burgos y Brais Currás Refojos, del Grupo «Estructura Social y Territorio-Arqueología» del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la Junta de Castilla y León cuya Consejería de Cultura y Turismo la edita para dar a conocer los hallazgos.

El asentamiento romano de «El Picón» está en un lugar próximo a la zona minera, aprovechando una colina amesetada, en la margen derecha del arroyo «Valdelaraya». Su extensión ronda las 2 hectáreas y cuenta con un recinto que lo delimitaba, actualmente «muy enmascaradado por el recrecimiento de los bancales y otros cambios de carácter agrícola».

Desde el año 2008 han sido ya cuatro las campañas de excavaciones en tres puntos diferentes. Gracias a ello los arqueólogos han descubierto una «Domus» (casa) con una superficie de alrededor de 260 metros cuadrados, según los expertos, construida hace 20 siglos, en el I antes de Cristo, una fecha real pues se ha establecido a partir de los restos cerámicos hallados en la cimentación y confirmado la datación por «carbono 14» de una semilla del mismo nivel del relleno. La importancia de la domus le viene porque estaba constituida por un patio central con impluvium y diez estancias. La domus tiene un sistema constructivo a base de muros de 60 centímetros de altura, con un zócalo de piedra que oscila de 20 a 60, sobre el que se levanta una pared tapial revocada de estuco. La techumbre estaba formada por grandes lajas de pizarra.

«La vivienda se encuentra en uso hasta al menos la segunda mitad del siglo IV después de Cristo, momento en el que se abandona, se expolia parte del material constructivo y finalmente acaba derrumbándose. Posteriormente en el siglo V se desarrollan toda una serie de fosas y vertederos que afectan a la vivienda y representan las últimas fases documentales en el yacimiento» confirman los expertos científicos del CSIC. En otra zona donde aun no se ha excavado de forma tan extensa se han localizado estructuras de hábitat diferentes al domus, una de ellas con muros de tapial con zócalos de piedra a ambos lados de 1,2 metros, lo que lleva a sospechar que se trataba de edificios más altos, probablemente de dos plantas.

El área tercera podría haber sido el área de fundición pues se han encontrado una concentración de escorias metalúrgicas y múltiples zonas rubefactadas.

Otros de los importantes hallazgos se centran en monedas de diferentes emperadores romanos: entre ellos Nerva (96 a 98), Marco Aurelio (161 al 180) y Constancio II.

A los hallazgos se le unen restos de cerámica de tradición indígena y un fragmento de fíbula de Alesia.