Cernadilla conmemoró ayer la festividad de la Virgen de las Candelas, patrona de la localidad. Los actos centrales de la mañana congregaron a cerca de un centenar de vecinos en la plaza de la iglesia en un día radiante y soleado aunque muy frío. A las doce y media comenzó puntual el programa de actos con una gran concurrencia de autoridades y representantes institucionales. Así, junto al alcalde de Cernadilla, Herminio Aparicio del Barrio, asistieron la Jefe de Servicio de Cultura de la Junta, Elvira Fernández de Barrio, y el vicepresidente Primero de la Diputación, Aurelio Tomás. Junto a ellos, alcaldes y concejales de la Carballeda, pero también de Sanabria y Alta Sanabria. La imagen de las Candelas también estuvo arropada por vecinos de pueblos próximos a Cernadilla, que tienen fe en esta imagen.

La fiesta de las Candelas de Cernadilla es de las pocas festividades de la comarca donde la procesión que discurre por las calles del pueblo, antecede a la oración dentro del templo. «Desde niños tenemos esa devoción a la Virgen» decía una vecina del pueblo. Así, a paso lento, salió a hombros del templo la imagen para recorrer las calles céntricas de un casco urbano de los más bellos de la comarca, porque sus vecinos han mantenido la esencia de las construcciones típicas. Vecinos y vecinas se relevaban de forma acompasada bajo los palos de las andas, cada pocos metros se programaba el cambio. La procesión se desarrolló con solemnidad y recogimiento, salpicada por algunas candelas prendidas que llevaban sobre todo las mujeres, los rezos y el color de las voces maduras del coro local. En Cernadilla el peso de las tradiciones se mantuvo ayer vivo gracias a las personas que residen en el pueblo, muchas de ellas jubiladas, que sacaron en procesión a la imagen, llevaron los faroles y elevaron el estandarte.

En un día radiante, la imagen brilló por la blancura de su manto salpicado de ramos azules, tocada con la corona de reina suprema. El sol se coló por una ventana para enfocar a la Virgen de las Candelas, colocada en el altar. «Una profunda devoción y una gran tradición» con estas palabras, el párroco del pueblo carballés, Manuel Benavides, detalló la querencia por La Virgen de Las Candelas en este pueblo. Destacó los dos actos centrales que se conmemoraban ayer, de un lado la purificación de la Virgen «que es Inmaculada y no necesita ser purificada» y la presentación del hijo del Creador ante el templo. La ofrenda fue muy sencilla, dos pichones. En esa sencillez, el párroco animó a conservar en las iglesias y ermitas de la comarca los exvotos, aquellos testimonio sencillos de los milagros que han obrado los santos por la fe. Apuntó que se han documentado al menos tres milagros en las últimas décadas en uno de los santuarios marianos de la Carballeda, la Peregrina de Donado. Benavides animó a «sacar a la luz y no ocultar» esos milagros. Narró como hacia 1910 en Limianos de Sanabria un vecino que asistió a la celebración de Santo Tirso apoyado en unas muletas, salió andando por su propio pie «y allí están unas muletas gastadas y un papel escrito a mano» narrando ese milagro.

Cernadilla mantiene la fiesta en su fecha originaria, el 2 de febrero, sin alterar su celebración para que coincida con el fin de semana y atraer a más devotos. La única concesión a la festividad del invierno es organizar otra en el mes de agosto. La gripe impidió que algunas personas pudieran asistir a misa en el día de ayer. Y hasta que llegue el calor, La Virgen de la Candela anuncia que el invierno está en su mitad. Nadie diría que la festividad de las Candelas es originaria de Canarias y se remonta al siglo XV.