Los vecinos poco o nada pudieron hacer por evitar el siniestro ya que este se producía hacia las 3.00 de la madrugada. El pajar, propiedad del ganadero de ovino Martín Calvo quedó totalmente arrasado y de él «solo quedaron las paredes», quemándose toda la madera y las pacas de paca allí reservadas para alimentar al ganado.