Vecinos de Peleas de Arriba han dado la voz de alarma ante el posible derrumbe de una de las paredes del cementerio local como consecuencia del agua de lluvia que llega desde las laderas que parten de la autovía y bajan hacia el lugar donde está ubicado el camposanto.

El problema se arrastra desde la construcción de la autovía A-66 debido a que las aguas no están canalizadas adecuadamente y cuando llueve el líquido elemento no tiene un cauce por donde discurrir y socava y orada la base de la tapia. De hecho, es visible cómo la humedad ha afectado a parte de la pared y cómo se está agrietando el suelo sobre el que se sustenta.

«Esto acaba destrozando el cementerio», señalaba Bernardo Peña, que se afanaba en restaurar una de las sepulturas muy cercanas a la tapia afectada poco antes de la próxima celebración del día de Todos los Santos, cuando los ciudadanos acuden al camposanto a visitar las sepulturas donde descansan sus seres queridos fallecidos. Curiosamente, el cementerio que se encuentra en un enclave cercano al arroyo de Valparaíso y otros regatos, no había sufrido hasta ahora ninguna amenaza de derrumbe. Por eso los vecinos de Peleas están convencidos de que son las riadas que bajan desde la autovía y brincan contra una de las paredes del cementerio las causantes del deterioro.

Desde el Ayuntamiento de Corrales al que pertenece este anejo de Peleas de Arriba se asegura que han remitido cerca de una decena de escritos a la Demarcación de Carreteras, con fotos incluidas, dando cuenta de los problemas con los que se han encontrado los vecinos de los tres pueblos que conforman el Ayuntamiento, los dos citados y Fuentelcarnero, una vez finalizada la construcción de la «Ruta de la Plata». En estos momentos, por ejemplo, los tres caminos que enlazan Peleas de Arriba con Fuentelcarnero están intransitables por las lluvias caídas a principios de mes y los residentes en esta pequeña localidad tienen que dar un rodeo por Corrales del Vino. Es más, en alguno de ellos se han llegado a hundir hasta las márgenes, abriendo zanjas cercanas a los dos metros.

«Las máquinas pesadas que se utilizaban en las obras de la autovía han gastado la zahorra de estos caminos y ahora ante la mínima caída de agua corren como una cascada destrozando todo a su paso», comentan los agricultores. Este gremio también ha canalizado sus quejas a través del Ayuntamiento, administración que ha solicitado la visita de los técnicos de Fomento para que contemplen in situ los destrozos que se han producido «por no hacer adecuadamente los desagües y la canalización de las aguas».