El pueblo de Villar del Buey se volcó en la celebración del Ofertorio, respaldando así la labor de la Asociación de Mujeres Santa Marina.

Villar del Buey culminó un fin de semana de celebraciones en torno a los productos del campo, que empezaron el sábado a las cinco de la tarde con la fiesta de la vendimia en torno a los vinos de la Denominación de Origen Arribes y terminaron el domingo con la fiesta del Ofertorio.

Una sandía, rosquillas, pimientos, guindillas, manzanas, pollos? forman el tradicional colorido y sabroso ramo de Villar del Buey que, junto con las cuatro ochavas y dos celemines de grano con sus correspondientes velas, y los bollos, dieron brillantez a la celebración mariana del Ofertorio.

«En tiempos -rememoraban tres vecinas- las mayordomas salían a pedir por las casas con una burra cerca de la fiesta del ofertorio. La gente daba centeno y se iba echando en las alforjas de la burra. Centeno que luego se vendía a los molineros y con lo que se sacaba se hacía el ramo. Las ochavas de grano las daban los padrinos».

El tradicional baile del ramo en la procesión y los bailes posteriores, corrieron a cargo del grupo zamorano Doña Urraca.

Hoy el ofertorio se sigue celebrando lo mismo, gracias a que hace unos años lo recuperó la Asociación de mujeres Santa Marina.