Apenas tres días después de la lobada en Roelos de Sayago, los depredadores provocaban una nueva escabechina en una explotación de Micereces de Tera. 17 ovejas muertas y una decena de heridas es el saldo del ataque sufrido en la madrugada de ayer por un rebaño, situado a escasos cien metros del casco urbano. En sus 22 años al frente de la ganadería Carlos Martín no se había visto en otra.

El ganadero descubrió el desaguisado pasadas las once de la mañana de ayer, más tarde de lo que lo hubiera hecho un día normal. «Llevé a mi madre al médico y hasta que no volví no vi lo que había pasado». Un reguero de cadáveres aparecían desperdigados a lo largo del cercado en el que se encontraba el rebaño de 400 animales. Un vallado lo suficientemente alto como para estar tranquilo ante la amenaza del lobo.

Pero el cánido es demasiado listo y, con hambre, busca cualquier forma de hacerse con la presa. «Parece ser que han escarbado en el suelo para entrar». Carlos Martín habla en plural. La acción del depredador no había sido en solitario sino en manada. «Según el técnico de la Junta podrían ser lobos con crías a las que están enseñando a matar». Lo que ha llamado especialmente la atención de quienes han visto el estado en que han quedado los animales es la voracidad, con cuatro ovejas prácticamente devoradas. «Se ve que tenían hambre», explica el ganadero, abatido por el golpe sufrido, que le puede haber ocasionado un quebranto económico de unos 1.800 euros.

«Aquí no tenemos apoyo de nadie, nos toca alimentar al lobo y encima pagar los daños. Que nos los paguen sin necesidad de que yo tenga que hacer un seguro», apunta Carlos Martín.

El sindicato agrario Coag reaccionó ayer tras las dos lobadas consecutivas de Micereces y Roelos anunciando que se está valorando la convocatoria de una movilización para el mes de octubre «si la Administración no actúa para que remitan los ataques». Almeida, Alfaraz o San Juan de la Cuesta en la Alta Sanabria son otros pueblos donde este verano se han producido ataques de lobos.

«Los ganaderos ponen todos los medios a su alcance en un intento de minorar el riesgo de ataques, situando el rebaño en zonas próximas al casco urbano, en fincas valladas, con perros mastines etc., pero todo ello se demuestra insuficiente para evitar los siniestros», indica Coag Zamora. Apuntan desde el sindicato agrario que las nuevas camadas encuentran en los rebaños de ovino «una fácil presa para su alimentación e incluso para el aprendizaje. Desde Coag también nos tememos que la disminución de ciervos en los montes en la Sierra de La Culebra, pueda suponer un incremento en el número de ataques en las zonas próximas, ya que los lobos se ven obligados a buscar alimentación alternativa».

La organización agraria culpa a la Junta de la «permisiva proliferación y asentamiento innecesario de poblaciones de lobos». Y lamenta que prevalezcan la «posiciones conservacionistas de técnicos que muestran el más absoluto desinterés, incluso rechazo por la actividad agraria y ganadera».