En el planeta de los toros parece que está volviéndose el mundo del revés y cuando asistimos a festejos en plazas de menos categoría nos llevamos la sorpresa de ver una corrida como la de ayer de Sepúlveda que podía haberse lidiado, no ya sólo en plazas de segunda sino algunos de los toros en plazas de primera como ocurrió con el primero, quinto y sexto toros, hondos, cuajados y que algunos, como los lidiados en segundo, cuarto y quinto lugar, dieron muy buen juego.

Estamos seguros de que en las ferias septembrinas de nuestra región Palencia, Salamanca o Valladolid) difícilmente veremos una corrida tan cuajada y amplia como esta.

Con ella, el salmantino Juan Diego nos ha demostrado estar en un momento dulce de su trayectoria profesional. Sigue manteniendo su arte y gusto para hacer las cosas, pero además tiene el valor y la decisión que, a veces, le faltó en otras actuaciones. Quiero destacar su toreo de capa a su primer enemigo y las tandas de naturales que propinó en su faena de muleta. La segunda serie fue de una calidad extraordinaria, con la muleta baja y llevando prendido al toro en sus vuelos. Aunque el viento molestaba (y el polvo que levantaba más todavía) supo realizar todo su trasteo en los medios. Como además mató de una gran estocada, el público le pidió los máximos trofeos.

Con el quinto, un precioso toro jirón y un poco veleto, de una gran presencia, Juan estuvo con un poquito más de precaución pero, a pesar de ello, las primeras series de muletazos tuvieron mucho temple. Después el toro se fue apagando como consecuencia del fuerte puyazo recibido. Cobró una buena estocada al segundo intento y otra vez le recompensaron con las dos orejas.

El rejoneador Sergio Domínguez estuvo poco afortunado con su primero, un toro hondo y de mucho peso, que fue más toreado por los auxiliadores que por el propio jinete.

Sin embargo se quitó la espina en su segundo toro, más recogido de cuerna, y al que toreó muy bien, sobre todo con su caballo Albero, con el que prendió tres banderillas al estribo. Con su caballo Natural prendió otros dos arponcillos haciendo al cabriola al salir de la suerte en la cara del toro que fueron muy celebrados por el respetable. Al final con su yegua Nerva se adornó con banderillas cortas y dos rosas. Como en esta ocasión estuvo certero con el rejón de muerte el presidente le dio las dos orejas y el rabo.

El torero madrileño Julio Pedro Saavedra, que completaba el cartel, estuvo poco decidido con su primero, a pesar de que lo había brindado al público. Como no se quedaba quieto, los pases fueron deslucidos y apenas hubo conexión con el público. El toro que era manso, cada vez fue a más en la pelea y superó a su matador. Por ello terminó su trasteo rápidamente. Lo mejor fue su estocada que, aunque un poco trasera, fue definitva.

En el sexto, un toro de más de 600 kilos que derribó en su primer encuentro con el caballo y que recibió un segundo puyazo muy fuerte, estuvo decidido. Como el toro se apagó rápidamente su faena fue de toreo más en corto y con un gran arrimón porque hay que reconocer que el toro imponía respeto. En esta ocasión no estuvo muy acertado con los aceros y por eso el premio quedó reducido a una sola oreja.

El novillero zamorano Alberto Durán actuó en la tarde del sábado en Camarma (Madrid), donde aún no cortando trofeos, estuvo muy decidido. Esta semana será muy importante para el de Villamor porque torea el jueves en Nava del Rey, el viernes con otro festejo y el domingo en Corrales con cuatro novillos para él.

Plaza de toros portátil de Carbajales de Alba. Tarde calurosa y con mucho viento.

Tres cuartos de entrada.

Seis toros de la ganadería de Sepúlveda. Dos para rejones y cuatro para lidia ordinaria de extraordinaria presentación y buen juego. Segundo cuarto y quinto, los mejores.

Sergio Domínguez: Silencio. Dos orejas y rabo.

Juan Diego: Dos orejas. Dos orejas.

Julio Pedro Saavedra: Silencio, Oreja.

Destacó Venturita en dos grandes pares de banderillas al sexto.