-¿Cómo definiría usted la exposición en el Monasterio Benedictino de Silos?

-Se trata de un curioso caso de hermanamiento. Ciertamente, sorprende ver bajo el claustro románico de un lugar tan emblemático como la abadía de Silos una pieza mucho más antigua, un fragmento de una estela romana muy anterior, y que procede, precisamente, de una iglesia prerrománica. Un itinerario en el tiempo nos lleva de los capiteles de San Pedro de la Nave (siglo VII) en Zamora a los de Silos (a partir del siglo XI), en lo que son piedras hermanas. Unas y otras, bellamente labradas, quieren dar una catequesis, predicar de manera que entre por los ojos, ya sea con el simbolismo vegetal y animal, ya se con los capiteles historiados con escenas bíblicas.

-¿Qué lugar ocupa allí nuestra histórica estela?

-En realidad, la pieza fundamental es la estela que nos han pedido. Es la muestra palpable de lo que, en el resto de la exposición, se enseña sólo a través de las fotos que se proyectan. Es muy importante la elección de la estela romana, ya que Aranberri es un destacado artista contemporáneo.

-¿Y después de la exposición que pasará?

-Cuando pase el día 14 de noviembre queremos retomar el proyecto que hay para realizar unos expositores dedicados a las estelas romanas, para poder colocarlas en el templo de San Pedro de la Nave de manera que puedan contemplarse de forma más apropiada que hasta ahora por todos los visitantes. Los planos ya están, pero nos falta financiación para hacer los soportes, porque los recursos de esta parroquia son muy modestos. Por eso confía en que alguna institución pueda apoyar económicamente este proyecto.