La III Marcha Solidaria con el pueblo saharaui que se desarrollaba ayer entre los pueblos de Corrales y su anejo Fuentelcarnero traía cola. Una cola de color verde emulando a los vigorosos colores de la naturaleza que hacía juego con el frondoso paraje que adorna el recorrido de cerca de cuatro kilómetros que separa ambas localidades. Primero fue la camiseta blanca, el año pasado le tocó al color naranja y en esta ocasión decenas de personas se implicaron con la esperanza puesta en un Sahara libre en la cita interracial que tenía sus prolegómenos en el famoso paraje de «El Plantío».

La jornada de convivencia dio pie para que las familias de acogida contrastaran sus experiencias y para que los 41 niños llegados del desierto disfrutaran junto a sus hermanos y amigos españoles de una jornada de hermanamiento. Y si bien para muchos de ellos la vivencia se repetía, pues ya llevan su andadura como familias de acogida en la época estival, para otros resultaba una auténtica novedad. Era el caso del «benjamín» del grupo, Salek, quien con tan solo seis años aseguraba disfrutar de su particular estancia en Zamora con su hermano Daniel, hijo biológico de Carlos y Berta. Para esta pareja ha sido precisamente el tener un hijo único la razón de peso a la hora de compartir vacaciones con el pequeño saharaui. Un encuentro que ha deparado «muchísimas satisfacciones tanto para nosotros como para él» quien aseguraba tener grandes deseos «de ver a mamá», pero al que le gustaría quedarse en España.

El alegre Salek está a punto de descubrir la inmensidad del mar, pues hasta la costa quieren acercarse el próximo fin de semana y mientras tanto en el día a día del niño la bici es su principal atractivo de recreo «porque ha aprendido a montar y está como loco», cuenta su familia de acogida estival. Montar en el coche y el parque figuran también entre sus preferencias, sin olvidarse de la «Nintendo», como tampoco lo hace la mayoría de los niños «para quienes la Play es un auténtico descubrimiento».

Ayer no era día para consolas, en pleno campo, pero sí para practicar el deporte rey, el fútbol, también atractivo para los jóvenes saharauis. «Y además gol se dice igual en nuestro idioma que en español», aseguraban las jóvenes Jaidam y Pili, bien cerquita de la portería, haciendo de defensas para protegerse de las jugadas del equipo contrario. Zamora, Toro, Tierra del Vino o Benavente son algunos de los lugares en los que diferentes familias han decidido aportar su granito de arena para que el programa de vacaciones en paz siga aportando su granito de arena, independientemente de la crisis económica, y de hecho han sido 14 los niños nuevos llegados en la presente edición. Y de esta iniciativa solidaria se siente especialmente orgullosa la presidenta de la Asociación con los Niños del Sáhara, Inés Prieto «porque en esta provincia es en la que más ha subido el porcentaje de familias que han querido colaborar con el programa».

La Asociación, compuesta por 150 miembros y colaboradores, conoce de sobra el esfuerzo que tiene que hacer para alcanzar el fin solidario y en esa dirección agradecen las ayudas que han recibido por parte del Ayuntamiento de Zamora, con el que firmaron recientemente un convenio o el altruismo del Ayuntamiento de Corrales, administración que por tercer año consecutivo ha ofertado no solo el espacio recreativo sino que ayer convidaba a una cena y una verbena.

Hasta «El Plantío» se acercaba también la subdelegada del Gobierno, Pilar de la Higuera, que se sumaba como una ciudadana más a la marcha.