Conversaciones sobre la venta de carne, sobre la preparación de corderos y terneras «para llevar» y pedidos de «carne de la otra» -supuestamente en referencia a la de caza mayor- son constantes entre los acusados de sacrificar y comercializar de forma ilegal este producto en un matadero clandestino de Asturianos y sus clientes. Algunos de ellos industriales, carniceros y hosteleros de la comarca de Sanabria y restaurantes de Madrid; otros, particulares de la zona y algún portugués, según consta en las diligencias abiertas tras la denuncia cursada ante la Guardia Civil de Zamora.

Las escuchas telefónicas autorizadas por la juez de Puebla en febrero de 2010 para facilitar la investigación de la supuesta «trama de Asturianos» de tráfico ilegal de carne han resultado definitivas para recabar datos que vendrían a confirmar las sospechas vertidas en la denuncia de un particular que implica a dos ganaderos de la localidad, los hermanos P.O.C. y F.J.O.C., en la caza furtiva de corzos, jabalíes y ciervos en cotos de Asturianos y Palacio; el despiece y venta de su carne; y de ganado lanar y vacuno sin autorización.

Las pesquisas iniciadas en Zamora se derivan rápidamente al equipo central operativo de Medio Ambiente, de la Jefatura del Seprona, de Madrid para impedir filtraciones que obstaculicen el esclarecimiento de los hechos a investigar, ya que en la denuncia se implica a la propia Guardia Civil del cuartel de Puebla de Sanabria por considerar que conocían las actividades ilegales de los hermanos y nunca interpusieron denuncia.

La petición de permiso judicial para intervenir los teléfonos de P.O.C. y F. J.O.C. viene justificada porque se cree que a través de este sistema de comunicación reciben y concretan los pedidos «de los diferentes establecimientos hoteleros de Madrid y de la zona, sobre la compra y entrega de carne, obtenida presuntamente en el matadero ilegal». Los agentes pretenden corroborar también con las grabaciones la posible connivencia de agentes de la Guardia Civil u otras personas relacionadas con los ganaderos. Es así como se confirma que existen operaciones de venta de carne y que el hijo de P.O.C. sale casi a diario, en horario nocturno, en ocasiones también durante el día, a cazar en un vehículo, con la escopeta de su padre de la que se desconoce su legalidad y, al parecer, sin tener licencia para ello, de acuerdo con los informes elaborados por el Seprona de Madrid y entregados regularmente a la juez, que tuvo que renovar el permiso de las escuchas en varias ocasiones. En algunas conversaciones les preguntan por el precio de la carne.

En los más de 500 folios que conforman la investigación del Seprona se concreta que el matadero que supuestamente utilizan para sacrificar las reses y despiezarlas se encuentra en una nave aneja al domicilio familiar, sin que dispongan de licencia para utilizarlo.

La conclusión de los agentes es que en esas instalaciones, propiedad de los acusados, «podrían realizarse actividades ilegales de sacrificio de animales, despiece y venta al público de carne de ganado lanar y vacuno y de caza mayor, sin que el mismo reúna las mínimas condiciones sanitarias exigidas. Se sabe que proceden de reses o animales de caza mayor furtiva».

El joven arrestado, F.J.O.H., acude, al parecer, a cazar de forma clandestina unas veces con su progenitor y otras con amigos, uno de ellos el menor detenido el 27 de abril junto a los ganaderos y el hijo de uno de ellos. Algunas grabaciones se corresponden con las conversaciones de F.J.O.H. con sus amigos, uno portugués y otro de Asturianos, en las que relata que ha matado jabalíes, corzos o que ha perseguido a ciervos. En otras hablan sobre la participación de los tres en este tipo de actividadposiblemente en Asturianos y Palacios.

Las transcripciones de las cintas recogen advertencias de familiares de los acusados sobre el ruido de los disparos que alertaban a los vecinos de la localidad sobre la batida ilegal que realizan, sin que éstos mostraran preocupación alguna. En un informe remitido a la juez a mediados de abril se recoge la sospecha de que los acusados realizaban trofeos con cabezas de caza mayor. Asimismo, se indica que «han vendido mucha carne de cordero, ternera, cabrito y animales salvajes como jabalí, ciervo y corzo», posiblemente procedentes de la caza furtiva de P.O.C. y su hijo.