Varios cazadores que se disponían a concluir la jornada cinegética encontraron ayer a dos lobos macho atrapados al caer en lazos metálicos colocados ilegalmente en un paraje situado en las inmediaciones de Anta de Rioconejos. Los animales, de grandes dimensiones, fueron localizados al filo de las tres de la tarde, cuando los cazadores daban por concluida la montería y se disponían a recoger a los perros.

En ese momento alguien oyó un aullido que alertó a los perros y a los propios rehaleros. De inmediato se dirigieron al lugar encontrándose, para su sorpresa, a un soberbio ejemplar de lobo incapaz de moverse. De inmediato los cazadores alertaron a la Guardia Civil y al Servicio de Medio Ambiente de la Junta.

Pero ahí no había acabado la sorpresa. A unos cien metros se localizó otro cánido, también de grandes dimensiones e inmovilizado por la trampa ilegal que tenía amputada una de las patas delanteras. A juzgar por los cazadores que se encontraron tan lamentable imagen, pareciera que el lugar fuera un paraíso del furtivismo. Es unos cuatro mil metros cuadrados a la redonda se encontraron, al menos una veintena de trampas, algunas con restos de sangre. Incluso uno de los lazos metálicos conservaba restos de otros lobo que habría caído atrapado y se lo habían llevado.

La zona elegida por los furtivos es un robledal situado a unos cien metros del río Negro. Un paraje por donde campan, además de lobos, ciervos, corzos o jabalíes. De hecho, los restos de sangre encontrados corresponderían a ejemplares de algunos de estos animales, atrapados por las garras de los furtivos.

Hasta el lugar se acercaron agentes medioambientales de la Junta y una amplía dotación de la Guardia Civil, formada por una patrulla del Seprona de Benavente y otros llegados de Puebla y El Puente de Sanabria. La Benemérita ha abierto diligencias para investigar este impactante caso de furtivismo descubierto en un coto vedado de Anta de Rioconejos.