La localidad de Ceadea de Aliste, perteneciente al municipio de Fonfría, con la llegada de la nieve y el frío invierno, contará con el belén de Navidad más tradicional y, desde luego original, de la provincia de Zamora. Su autor, un jubilado, Ángel Pérez Morán, que no se ha comprado ni una figura, él mismo se ha encargado de hacerlas a mano con tesón, arte y con mucha paciencia.

Ángel Pérez Morán nació en Matellanes (municipio de Rabanales), está casado en Ceadea donde ha decidido establecerse ahora, una vez que se ha jubilado. Proviene de una familia humilde, como casi todas las de Aliste de antaño, y con muchos hermanos. Como casi todos emigró en busca de una vida mejor, a él le tocó el País Vasco y allí trabajó en la fábrica de aceros «Echevarría». En sus ratos libres se dedicaba a arreglar zapatos, a fabricarlos nuevos y venderlos, puesto que ya de muy joven se le veía que era un auténtico artista.

Fue también allí, en Bilbao, donde comenzó su afición por tallar maderas nobles, principalmente nogal española y roble francés que compraba en cantidad en un aserradero. Muestra de ello es que de allí se trajo muchos muebles construidos por él y que ahora ocupan un lugar destacado en su casa de Ceadea de Aliste.

La historia del belén comenzó debido a que en una de sus huertas había varios fresnos y negrillos de gran tamaño que se vio obligado a cortar pues ocupaban parte de la vía pública, lo cual hizo dejando unos troncos en la base de medio metro de altos. Fue entonces cuando Ángel Pérez Morán decidió darle «vida» a los tocones aprovechando su afición a la talla de madera. Día tras día, durante un mes, protegido por una sombrilla para protegerse de las inclemencias atmosféricas, muy en particular del sol, era verano. Así fueron viendo la luz una tras otra las diferentes imágenes: la Virgen María, San José, el niño Jesús, la mula y la vaca. El nacimiento está cubierto por un toldo, a modo de portal de Belén, para protegerlos del sol, la lluvia y en estos días de la nieve y las fuertes heladas.

Las herramientas con las que Ángel ha dado vida a la madera son fabricadas por él mismo, aprovechando el buen acero que allí, en Bilbao, se utilizaba, ya que de este metal entiende bastante, incluso los cubiertos de su cocina: cuchillos, tenedores, cucharones y pinchos, están fabricados también por él. Toda su casa es un museo, a la entrada ya se aprecian las figuras de madera: bustos, relojes, marcos para cuadros y espejos, muebles, lámparas, esculturas, y muchísimas cosas más, con motivos religiosos, inventados o de personajes famosos, como el busto de don Camilo.

Sus propios vecinos califican a Ángel como «uno de los mejores artesanos de Aliste» y para muestra el Belén que, al estar sujeto las raíces de los troncos al suelo se puede visitar ahora y todo el año.