La comarca natura de Aliste, Tábara y Alba, un área geográfica de más de 2.000 kilómetros cuadrados, desde la Sierra de la Culebra al río Duero, desde el embalse del Esla a Portugal, se confirma como el último y gran hábitat y reino del lobo ibérico en España y Portugal con ocho grupos. Suponiendo que cada unidad familiar suele situarse entre los siete y los nueve, tomando como media ocho, ahora mismo en los 102 pueblos de la zona hay alrededor de 64 ejemplares del depredador más temido y admirado, que no odiado, de cuantos perviven en «La Raya», según las estimaciones de expertos consultados por este periódico.

La tierras alistanas, tabaresas y albarinas son así mismo el área geográfica que más ataques de lobos ha sufrido en los rebaños de ovino ha sufrido en el año 2009 en la provincia de Zamora. Los últimos tuvieron lugar el pasado martes en las localidades de Ceadea de Aliste y Bermillo de Alba. Precisamente Bermillo, perteneciente al municipio de Fonfría, es el pueblo donde más lobadas se han sufrido en lo que va de año. Paco y Jesús, dos de los últimos pastores albarinos, ya se saben de memoria el teléfono de Medio Ambiente de tantas veces que lo han utilizado para solicitar a los técnicos la confirmación de las muertes de ovejas.

No sólo las ovejas caen ante los afilados colmillos de los lobos, días pasados en la localidad de Vivinera (municipio de Alcañices) las víctimas, mortales, eran seis perros de caza de raza de vecinos del pueblo.

En tierras alistanas los ganaderos de ovino, así lo reconocen ellos mismos, asumen con resignación la lucha entre el lobo y el hombre, eso sí, siempre que la Junta les abone las ovejas que les mata y come, como a si parece que sucede ahora mismo. Otra cosa es el gasto añadido que supone la protección pues mantener una docena de mastines al año «cuesta muchos sacos de pienso, que el pan duro no lo quieren, y es mucho dinero» que ellos tienen que pagar. Octubre y noviembre son los dos meses más temidos por los propios ganaderos alistanos. A ellos la vida les ha enseñado sobre el terreno más que a otros la Universidad, que no es igual «estar cuatro años mirando para los libros que cuarenta cuidando ovejas haga sol, llueva, granice o nieve» afirma un pastor a la vera de la Sierra de la Culebra. «El invierno y la llegada del frío o la nieve influye pero no tanto como se cree. La realidad es que los lobeznos suelen nacer por marzo o abril y tras convivir unos dieciocho meses con los padres, al año siguiente por el otoño es cuando se independizan y salen a buscarse la vida. Son manadas de tres o cuatro ejemplares, jóvenes y atrevidos, que no le tienen miedo a nada ni a nadie, aún no son expertos cazadores, que eso se lo enseña el hambre, y claro van a lo más fácil: las ovejas».

Europa ha iniciado actuaciones transnacionales para generar un debate entre todos los sectores implicados y plantear a Bruselas una propuesta de consenso y realizar un estudio, con reuniones de los distintos agentes en cada territorio de la problemática entre la coexistencia entre la vida salvaje y la ganadería extensiva.