El padre de Ildefonso y José Tola comenzó como criado, pero su tenacidad le granjeó la oportunidad de servir a sus hijos una de las principales empresas de San Vitero. Hoy, Embutidos Alfonso factura ocho millones y medio de euros al año, cuenta con 32 empleados, exporta sus productos por todo el país y también en Portugal y cuenta con unas instalaciones «para unos cuantos años», según indican los responsables. Lo cierto es que el ayer viene marcado por el esfuerzo. El presente es esfuerzo y éxito. Y en el futuro no faltan los proyectos.

Como muchos habían presagiado, el efecto depurador de la crisis desnuda los proyectos sólidos y deja su músculo al aire. Ese parece ser el caso de esta empresa familiar. Porque ahora, con la situación actual, «es cierto que tenemos problemas con los pagos, pero nos hemos empeñado en que la crisis no nos afecte y la verdad es que cada vez vendemos más».

Para ello han hecho falta inversiones valientes y sucesivas reformas. En el año 2000, un proyecto de 500 millones de las pesetas de entonces sirvieron para levantar un nuevo matadero, que se ha beneficiado de varias ampliaciones. Hoy, Embutidos Alfonso posee una cadena completa para el sacrificio de animales, el despiece, la conservación y la transformación de una parte de la carne en sus embutidos, suficientemente conocidos en Zamora.

De un lado, el sacrificio diario de cientos de ejemplares de ganado porcino, a razón de 150 a la hora, tal y como permite la cadena de trabajo. A ello se suman unas sesenta vacas, una parte de ellas certificadas con la Marca de garantía «Ternera de Aliste», sello que en San Vitero tiene una de sus cunas. A partir de ahí, despiece, conservación en frío de una parte de la producción y venta de producto fresco por todo el país, principalmente en Castilla y León y Galicia. Otro de los focos de mercado es el país vecino, con toda la región norte, además de ventas prácticamente hasta Lisboa. Y es que San Vitero tiene una puerta abierta a eso que se llama mercado transfronterizo, localidad sabedora de la importancia del hermanamiento con la vecina Braganza y todo el eje luso. Máxime ahora, cuando la crisis estrecha los caminos de la comercialización.

Y aunque los responsables de Embutidos Alfonso son conscientes de que cuentan con unas instalaciones «preparadas para el futuro», saben que las empresas fían la mitad de su supervivencia a la capacidad de adelantarse al futuro. Es ahí donde surgen dos proyectos capitales. Uno de ellos ya ha colocado la primera piedra y en él tienen mucho que decir, no sólo mataderos como el principal de San Vitero, sino también los productores de la raza Alistana-Sanabresa.

Es el futuro Centro de Selección y Mejora Genética de la Raza de vacuno «Alistana-Sanabresa», que el próximo cuatro de diciembre firmará sus estatutos para comenzar a funcionar. Impulsada por la Asociación de Productores de la Raza «Alistano-Sanabresa, el proyecto tiene consignados ya 700.000 euros para iniciar la construcción de las instalaciones.

El objetivo está claro a ojos de los impulsores. «La vaca alistana es una raza excepcional, pero tarda mucho en desarrollarse y por ello pierde competitividad. El nuevo centro tiene como objetivo sacar una nueva variante cruzando ejemplares autóctonos con otros distintos para obtener una nueva raza que dará una carne excepcional», explica José Tola, gerente de Embutidos Alfonso.

Y es que, actualmente, los productores se encuentran con el problema de una producción irregular, una circunstancia difícilmente salvable a la hora de garantizar una carne de una misma calidad cada día a restaurantes y distribuidores. Según los impulsores del proyecto, el centro de selección conseguirá dar el salto que aún le falta a la marca de garantía. Para comenzar a vislumbrar los resultados median, aún, «al menos, un par de años».

Siendo como es muy ambiciosa la iniciativa, la segunda de las oportunidades viene derivada de las opciones que actualmente da el mercado, sobre todo para Zamora, impulsora de la segunda gran feria del país dedicada a los productos ecológicos, Ecocultura. En Embutidos Alfonso son sabedores de que lo tienen todo para darle a la producción ese matiz «verde» que está abriendo brecha en el mercado, frente a la producción de las grandes firmas.

Para conseguirlo, los industriales pueden encargarse por sí mismos de la cría del ganado en fincas de San Vitero. La clave está en la alimentación, que puede ser producida en terreno alistano sin abonos ni fertilizantes, ni ningún otro tratamiento. «Tenemos la posibilidad de cultivar trigo y avena sin abonos para alimentar el ganado», apuntan desde la empresa. Lógicamente, una de las características de los productos ecológicos radica en la escala. Lo ecológico gusta, pero ha de llegar al mercado en dosis selectas, dejando ver una etiqueta que sirve de pasaporte para competir en calidad, no en precio, con las grandes distribuidoras.