Lubián, Más de medio millar de personas acudieron en la mañana de ayer a la feria de productos y romera de La Tuiza, en Lubián. Una concurrencia que incrementó su número por la tarde, atraída por la merienda popular de la ternera.

La bonanza del día animó la salida de casa del personal, que cumplió con los oficios religiosos y con el pulpo, y sobre todo con el intercambio de impresiones con los conocidos de otras poblaciones, que aprovecharon la festiva jornada para mostrar sus caras en el paisajístico escenario del santuario sanabrés.

La galardonada banda de música «A Carballeira», de Orense, ambientó la procesión de la Virgen por los alrededores del templo, con una música y una formalidad folclórica fina y depurada. También hizo lo propio «Senda y Surco», de Villanueva del Campo.

El santuario registró una interesante presencia de feligreses a lo largo de la mañana, ya que tuvieron lugar diferentes oficios religiosos, que culminaron con la solemne Eucaristía de las 13.00 horas. Seguidamente las carpas de los pulpeiros se poblaron de comensales que dejaron muestra de su apetito ocupando todas y cada una de las mesas. Grupos familiares, de amigos o de conocidos tomaron asiento y disfrutaron de este plato típico, que destaca entre todos los demás. «Cada caldera de pulpo hace un total de 80 kilos», precisó ayer uno de los apoderados de la cocedera, y que no cesaba de sacar a flote y de trocear piezas. Todos alababan ayer la calidad. No obstante, muchos fueron los que llevaron de sus propias casas el pan y el vino para así amortiguar el coste de la ración.

Gentes de Porto, Barjacoba, Pías, Hermisende, Castromil, Requejo, San Martín del Terroso, El Puente, Sampil, Cobreros, Ribadelago y de diferentes puntos de Orense y Portugal se dejaron caer por la fiesta. El alcalde de Pías, Angel Castro y su familia, el alcalde de Cobreros, Angel López Amigo y la suya, hicieron acto de presencia. Y naturalmente el alcalde de Lubián, Felipe Lubián. Sin embargo, el interés lo despertó la figura del ex banquero Mario Conde, reconocido por todos. Ayer eludió responder a preguntas de la prensa. Ha comprado una interesante casa rural en el pueblo orensano de Chaguazoso, cercano a Lubián, y ayer asistió sereno y relajado, como un romero más, y bien acompañado, aunque con el tiempo medido.

Carlos Ibarrondo, que durante doce horas trabajó el asado de una ternera, fue uno de los personajes más visitados por el personal. No bastaba con verse dorar la res a la brasa, unos y otros se interesaban por el sistema, que ya lleva tres años en Lubián.

La ternera pesaba 210 kilos y apuntaba a lo mejor. Ibarrondo, que lleva más de 200 animales asados enteros y verdaderos, destacaba la importancia del contar «con una buena ternera porque, en Toro, dieron un novillo, corrido, que quedó más seco que la pata de un pájaro». Para estos pacientes asados, «el problema no es ni la lluvia ni la temperatura, sino el viento». De todas formas, al decir de Ibarrondo, «nunca hay que perder de vista la evolución del asado», que comienza a las nueve de la mañana y no queda listo hasta las 21 horas. Ayer esperaban casi 800 comensales, que tenían la mesa y el mantel perfectamente preparado al resguardo de una gran carpa.

La explanada de La Tuiza también ofrecía, bajo una carpa, más de una decena de puestos de diferentes productos alimenticios, higiénicos y artesanales. Fue otro de los alicientes y de los puntos visitados por los asistentes, que tuvieron la oportunidad de adquirir elaborados típicos como licores, tarros de frutos con miel, jabones, piezas de cestería y una diversidad de manualidades.

Los vehículos contaban con una buena disposición de aparcamientos por una y otra parte.