La redacción de un nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero ha vuelto a remover a todos los sectores que tienen el agua como un recurso natural de primer orden y como cimiento de sus actividades o negocios. Iberdrola, con sobresalientes concesiones y aprovechamientos hidroeléctricos en Zamora y Salamanca, rápidamente ha salido al paso con alegaciones a lo que se define como un «esquema provisional, en materia de gestión de agua», y que servirá de base para la redacción del nuevo Plan Hidrológico.

La Eléctrica ha puesto de relieve en sus alegaciones «el papel fundamental que juega la energía hidroeléctrica con regulación en la calidad de cobertura de la demanda del sistema eléctrico nacional». Destaca en su escrito que «este tipo de energía es la única que puede garantizar el seguimiento de la curva de la demanda y una atención rápida a posibles variaciones bruscas de energía», y, al respecto, pone como ejemplo que «el aumento de las energías renovables (eólica y solar) requiere como complemento nueva potencia hidroeléctrica para hacer frente con celeridad y eficacia a los inevitables ceros de dichas energías».

Abunda en «la importancia de garantizar el suministro eléctrico y la calidad de éste», de ahí a que «debe valorarse la importancia del uso del agua para la generación eléctrica como máximo rigor, sin olvidar la protección del medio ambiente».

Para Iberdrola es de máxima consideración «el valor estratégico de los usos energéticos», una cuestión que «debe ser debidamente refrendado por las autoridades energéticas nacionales y, en concreto, por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, como máximo responsable de la garantía de suministro de energía eléctrica y por Red Eléctrica de España, como responsable de la operación del Sistema Eléctrico Nacional».

La Eléctrica tiene muy en consideración el aspecto medioambiental y afirma que «el objetivo es encontrar un punto de equilibrio entre el medio ambiente, el uso racional del agua y la sostenibilidad».

La importancia económica del uso energético del agua es uno de los grandes pilares y la compañía eléctrica hace hincapié en ello a fin de que se incluya «el imprescindible papel del uso energético de esta fuente de energía para garantizar el suministro eléctrico de la población así como la distinción entre usos energéticos de otros usos industriales».

También hacen alusión a que «la energía hidroeléctrica evita la emisión de CO2 a la atmósfera por parte de centrales térmicas que tendrían que consumir combustibles fósiles para suplir la disminución de producción debida al aumento de usos consuntivos del agua».

Fuentes de Iberdrola señalaron que, en esta ocasión, no se ha realizado estudio alguno sobre el impacto económico que podría tener el trasvase de agua a otras cuencas. Unas transferencias que fueron valoradas a mediados de la década de 1990 en unos tres mil millones de pesetas al perderse, según los cálculos de entonces, 249 millones de kilovatios, que en el conjunto de la cuenca del Duero se estimaba en unos 800 millones.