Sotillo.- El majestuoso castaño de Sotillo de Sanabria tiene los días contados. La enfermedad se ha comido más de mil años de historia de un árbol hasta ahora incluido en el selecto "Catálogo de Especímenes Vegetales de Singular Relevancia de Castilla y León", al que pertenecen tan solo 145 en toda la Comunidad Autónoma, de los cuales ocho se encuentran en la provincia de Zamora.

El «grave deterioro» sufrido por el árbol obligó a apuntalarlo con una viga de hierro hace dos años para evitar su caída definitiva. Aún así, la envergadura del vegetal -con unos siete metros de circunferencia y alrededor de veinte de alto- ha obligado a cortar una calle y ninguna de las soluciones estudiadas por los técnicos de Medio Ambiente para mantenerlo con vida ha resultado viable.

Al final, y a petición de la Junta de Gobierno Local de Sotillo, el castaño será arrancado y la madera repartida entre los vecinos que así lo soliciten. Un final no exento de controversia en Sotillo de Sanabria donde, según su alcalde pedáneo, Aitor Goimendi, «los que vivimos aquí todo el año queremos que se retire porque está cortando una de las calles principales». No opinan lo mismo otras personas vinculadas al bello pueblo sanabrés que viven fuera y vuelven fines de semana o en vacaciones, pero mantienen un arraigado vínculo y una querencia por el abundante y rico patrimonio natural.

La resolución de la Consejería de Medio Ambiente establece que el castaño, situado en el casco urbano de Sotillo, ha sufrido un «grave deterioro» por la «fuerte inclinación de la planta con relación a la verticalidad y desarraigamiento como consecuencia de la podredumbre de sus raíces». Tal estado «conlleva un elevado riesgo de caída, con los consiguientes daños que ello podría tener, tanto personales como materiales». Y ha sido esta situación la que ha llevado a los representantes municipales a solicitar la retirada del árbol milenario.

Aún así, desde que el castaño empezó a languidecer, el Servicio de Medio Ambiente ha estudiado soluciones para frenar su deterioro. «Vinieron expertos a medirlo y analizar las posibilidades de mantenerlo», explica Aitor Goimendi. Primero «intentaron enderezar el árbol, pero no había una máquina apropiada ni espacio para poder colocarla». Descartada tal posibilidad se planteó trasladarlo a la casa de Medio Ambiente en Rabanillo y tampoco fue posible.

El final del árbol será su tala, si bien hasta sus últimos días reportará beneficios a los vecinos que durante toda la vida han sido testigos de la presencia de una leyenda que se creía viva. La solución adoptada es repartir la madera de este árbol de grandes proporciones mediante un sorteo entre los vecinos que así la deseen.

La desaparición del castaño, que tampoco ha sido ajeno a una polémica vecinal por su cuestionada titularidad, permitirá ensanchar la calle que ahora invade.

Pese a tratarse de un árbol singular, el decreto que regula el Catálogo de Especies Vegetales de Relevancia, determina en uno de sus puntos la posibilidad de excluir aquellos especímenes que «por deterioro natural hubieran perdido las condiciones que les otorgaban su anterior relevancia, o que por razones diversas debieran ser objeto de alguna actuación que les perjudicara y que se considerara ineludible».

Otros siete árboles compartían la singularidad especial con el castaño de Sotillo. Se trata del pino de la Laguna, situado en la Laguna de El Pego; el pino de Valdemimbre, situado en el paraje de Valdemimbre en Gema del Vino; la sequoya del Jardín de Muelas de los Caballeros y el propio Jardín donde crecen diversas especies exóticas; el castaño que se encuentra en el casco urbano de Remesal de Sanabria; el Castaño situado a las afueras de Cervantes; y el castaño que se asienta en el casco urbano de San Juan de la Cuesta.

Especial régimen de protección

El Decreto 63/2003, de 22 de mayo, regula el Catálogo de Especímenes Vegetales de singular relevancia de Castilla y León, cuadro de honor en el que hasta ahora figuraba el castaño de Sotillo. La orden establece el régimen de protección de estos monumentos naturales, «ya sea por sus medidas excepcionales dentro de la especie, por su edad, conformación, historia, particularidad científica, por su interés ecológico, paisajístico o cultural, con independencia de su emplazamiento en terreno forestal, agrícola o urbano, y sea cual fuere el organismo encargado de la gestión de dichos terrenos».

Los árboles constituyen «la más prestigiosa y atractiva manifestación de la flora de la Comunidad de Castilla y León». Muchos de ellos, además de cumplir diversas funciones ecológicas, representan hitos en la cultura e historia de los pueblos. Según establece el Decreto de la Junta, determinados individuos vegetales arbóreos tienen un valor patrimonial o un significado cultural, histórico o científico de singular transcendencia. Se trata de ejemplares que, por su porte o edad extraordinarios, o bien por su ubicación u otras características, han sido tradicionalmente conocidos, apreciados y protegidos por las colectividades que se han desarrollado en su entorno. Algunos están relacionados con hechos históricos o forman parte de la leyenda y tradición populares, e incluso del patrimonio artístico, como inspiradores de obras plásticas o literarias.

Desgraciadamente, el respeto y el aprecio social del que gozan no han sido siempre garantías suficientes para su conservación efectiva. Por lo que se hace necesario que la Administración regional ampare y garantice la conservación y protección de estos auténticos monumentos vivos, de tal manera que el pueblo castellano y leonés pueda disfrutar de ellos durante tantos años como lo permita su ciclo biológico.