Arcenillas.- Perros de diferentes tamaños y razas, una pareja de galgos tirando de un carrito donde viajaban dos nerviosos cerditos, liebres, gallos y gatos conformaban el grueso mayor de los animales que bendecía ayer, en el día de su patrón, San Antonio Abad, el párroco de Arcenillas, Gabriel Benavides. La fiesta se iniciaba pasadas las doce y media del mediodía con la homilía y la procesión en la que por primera vez el santo, a falta de quintos, era transportado por los veteranos José Alfonso, Jesús, Juan Luís y Víctor, que habían realizado su quintada hace 25 años. «Y será una práctica que se repetirá de aquí en adelante por falta de mozos», comentaban los vecinos, entre quienes se encontraba Mercedes, hija de la difunta Marcelina Blanco a quien se debe la celebración de San Antonio Abad en Arcenillas. «Hace 74 años que se fundó esta fiesta. Mi hermano fue a la guerra y mi madre le había prometido a San Antón si salía ileso. El regresó y ese mismo año se proclamó el 17 de enero como fiesta local». Desde entonces pocas cosas han cambiado salvo los actos en los que tenían especial protagonismo los quintos, como eran las carreras de gallos o de cintas, momentos que se aprovechaban para recitar las proclamas que elaboraban los mismos mozos o gente aficionada a la rima. «Con permiso del alcalde, y toda la autoridad/ hoy celebramos esta fiesta que supera al Carnaval. Mirad al gallo que indica su alegre serenidad/ cuando sientan los chiquillos la canción de la candonga/ se le pone la cabeza lo mismo que una zambomba», recita Mercedes recordando la copla que recitara su hermano hace más de siete décadas.

Un ágape municipal servido en el salón de baile ponía el broche de oro a la celebración de San Antón.