Por quinto año consecutivo se le resiste al Zamarat ganar en partido de Liga a su eterno rival, el Perfumerías Avenida, pero ayer el milagro estuvo muy cerca, al alcance de la mano del equipo naranja que, con un banquillo muy corto, le metió el miedo en el cuerpo al primer candidato al título en un partido de los que hacen historia.

Era el regreso de Mariona Ortiz al pabellón en el que jugó hasta el pasado mes de noviembre y la base catalana no se amilanó ante la presión de un pabellón de Wurzburg que siempre es una caldera a presión. Ortiz siempre quiso el balón y demostró ante toda una Silvia Domínguez y ante el seleccionador nacional Lucas Mondelo que presenció el partido desde el palco de autoridades, que merecía haber disfrutado de más oportunidades en el conjunto charro.

El Quesos El Pastor sigue demostrando que, independientemente de ganar o perder, se deja todo sobre la cancha y más con una plantilla de siete jugadoras profesionales en la que se sigue echando mucho de menos a Sofía da Silva.

Bien es cierto que este nuevo Avenida que dirige con sabiduría Miguel Angel Ortega no pudo contar ayer con Vanessa Gidden, pero también hay que reconocer que el conjunto charro dispone de dos jugadoras de garantía por puesto y en el juego interior Astou Ndour, Vitola y Kobryn sustituyen sin ningún problema a la jamaicana. En el Quesos El Pastor, Mariona Ortiz y Adrea Riley tienen que jugar juntas durante muchos minutos, como ocurre con Sandra Pirsic y Dragana Svitlica dentro de la pintura, mientras Van den Adel, Simpson y Aliaga tienen que estar a tapar huecos por donde pueden, actuando en las posiciones que el equipo necesite en cada momento.

No cabe duda de que la desproporción entre ambas plantillas es evidente, pero el momento de forma mental de este Quesos El Pastor es magnífico y, hoy por hoy, nadie puede ganarle si no es capaz de dar lo máximo. Como ocurrió ayer en Salamanca: el Perfumerías Avenida no pudo bajar la guardia en ningún momento, y cuando lo hizo ligeramente, vió cómo su rival le superaba en el marcador.

Si a todas estas circunstancias le sumamos además que los relojes del Pabellón de Wurzburg no quisieron funcionar ayer, pues nos encontramos con un partido épico en el que no llegó la primera victoria zamorana por muy poco. La solución adoptada para suplir a los relojes electrónicos fue que el "speaker" cantase por la megafonía cuando restaban diez segundos de posesión, y la cuenta atrás de los cinco últimos. Además, de cuando en cuando, informaba a un pabellón casi lleno del tiempo de juego que restaba. Algo inaudito en una competición de la máxima categoría nacional.

Le costó al Quesos El Pastor compensar la magnífica salida a la cancha del Avenida que en cuatro minutos se colocó con ventaja de 11-2 y en ocho llegaba a 22-9. Las zamoranas defendían con una zona que sus rivales destrozaban lanzando triples en posiciones cómodas. Pero con la vuelta a la defensa individual, las distancias se fueron reduciendo en el marcador y un parcial de 0/9 al final del segundo cuarto permitió al Zamarat tomar la delantera con 40-41.

El Avenida seguía letal desde el perímetro y lograba llegar al descanso de nuevo por delante con 47-44.

El partido se reanudó tras el descanso con unos malos momentos del Quesos El Pastor que cometía dos errores consecutivos para que las salmantinas se escapasen a 55-48. Pero al Avenida ya no le entraban los triples como en la primera parte y, por contra, Laura Aliaga y Eilidh Simpson calentaban la mano y Mariona robaba un balón para que la australiana firmase el 62-62 bajo la gran presión de un pabellón de Wurzburg que rugía contra las zamoranas y contra los árbitros. El Avenida había olvidado cómo se juega en equipo y estaba atrapado por los nervios. Andrea Riley aprovechaba la situación para dar una asistencia de ensueño a Sandra Pirsic y la eslovena firmaba el 62-64 con el que se llegaba al último cuarto.

Las cosas no mejoraban para el líder de la Liga y un triple de Aliaga marcaba un 67-71 que hizo creer a los numerosos aficionados zamoranos que viajaron a Salamanca que el milagro era posible. Faltaban seis minutos para el final y entonces, el equipo charro apretó los dientes tanto en defensa como en ataque frente a un Zamarat cuyas fuerzas estaban ya en las últimas. Avenida firmaba cuatro canastas seguidas y Juan Carpallo le señalaba a Svitlica una falta en ataque que sólo él vio (ni siquiera el siempre protestón público la pidió).

Ahí perdieron el control de los nervios las zamoranas que ya no dieron una a derechas hasta el final y, por contra, sus rivales dejaron patente la calidad que atesoran para firmar una victoria que les asegura el primer puesto en el play off de ascenso.

Por su parte, el Quesos El Pastor, pese a perder, ha asegurado, ahora ya sí matemáticamente, su permanencia un año más en la Liga Femenina. Bembibre, ganando a Gran Canaria, lo ha hecho posible.