En el año del "MeToo", y la reivindicación por la igualdad salarial y en todos los ámbitos de la vida profesional y personal entre mujeres y hombres, la Universidad de Salamanca cumple 800 años. Y entre los múltiples méritos del templo del saber salmantino, cuarto Estudio en el mundo por antigüedad tras Bolonia, París y Oxford, también se encuentra el de contar con la primera mujer estudiante y la primera docente de una universidad en el mundo. Se trata de dos coetáneas, Beatriz Galindo "La Latina" y Luisa de Medrano, tradicional y erróneamente conocida como Lucía, que entre finales del siglo XV y principios del XVI echaron abajo el cerrojo que impedía a las mujeres, hasta entonces, estudiar en la universidad, y consiguieron abrir un camino por el que ahora, en la Usal, más de un 50 por ciento del alumnado y casi la mitad del profesorado (1.147 mujeres frente a 1.365 hombres en 2016, según los datos de la Unidad de Igualdad del Estudio salmantino) son del género femenino.

El caso más conocido de entre estas dos mujeres es el de Beatriz Galindo. Nacida en Salamanca el 17 de marzo de 1465, como especifica la propia Universidad de Salamanca desde su Oficina del VIII Centenario, "fue, probablemente, la primera mujer universitaria del mundo". Y es que, tal y como especifica la autora Almudena de Arteaga en la obra "Beatriz Galindo, La Latina: maestra de reinas", Galindo procedía "de una familia de humildes hidalgos que vivía a pasos contados de las bulliciosas aulas del alma máter salmanticense", la Universidad de Salamanca, en cuyas aulas pasó "su primera juventud, impregnándose del espíritu universitario que había convertido su Estudio General en referencia del saber humanista de finales del siglo XV". Así, entre escolares y maestros, entre quien estuvo el autor de la primera Gramática de la Lengua Española, Antonio de Nebrija, "alimentó su afán por aprender y enseñar".

Galindo consiguió, gracias a sus estudios de Latín, "el reconocimiento de sus insignes contemporáneos por su excelsa instrucción". De hecho, de su conocimiento sobre la lengua clásica le sobrevino el nombre de "La Latina". Todo ello provocó que, cuando apenas contaba con 16 años, pasase a formar parte de la corte de los Reyes Católicos, primero como preceptora y consejera de la reina Isabel y, posteriormente, como instructora de sus cuatro hijas.

La segunda mujer que cruzó las puertas del Estudio salmantino para colmarse de conocimiento e, incluso, impartirlo a sus coetáneos masculinos fue Luisa de Medrano, a quien se conoce erróneamente como Lucía, fue la "primera mujer profesora universitaria del mundo" de la que existe constancia, ya que tal y como figura en el cronograma histórico realizado por la Oficina del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca para conmemorar la efeméride, "dictó clases de Gramática en el curso 1508-1509", en sustitución de Antonio de Nebrija. De Luisa de Medrano el humanista siciliano Lucio Marineo Sículo destacó "la elocuencia y sabiduría" así como su "profundo conocimiento del Latín", según recoge Tomás Gismera, autor de "Luisa de Medrano: La primera mujer catedrático en Europa".