Uno de los principales valores que ofrece la provincia de Palencia, desde la montaña hasta sus diferentes límites provinciales, es el contraste de las llanas tierras de cultivo con la piedra de su patrimonio artístico, desde las torres y espadañas de sus iglesias, hasta los imponentes muros de los castillos. Aunque muchos de estos languidecen en ruinas, otros conservan su esplendor y un atractivo que siglos atrás les hizo ser testigos de la historia e importantes lugares de apoyo para el reino castellano.

Uno de los más significativos en la historia es el de Monzón de Campos, ubicado al sur de la provincia. En la actualidad pertenece a la Diputación de Palencia y, según explica el responsable de Cultura de la institución, Rafael Martínez, "jugó un papel muy importante en los inicios de la Reconquista", ya que pertenecía a una importante familia del reino.

Surgió con el objetivo de fortificar el territorio entre los reinos de Castilla y de León y, además, fue el escenario del enlace de la Reina Urraca con el rey de Alfonso de Aragón, uno de los principales hitos de la historia y que atestiguaron su piedras.

Para Martínez, otro de las fortalezas de mayor relevancia histórica en la provincia es la de Aguilar de Campoo que, explica, "se encuentra en un cruce de importantes caminos", entre el norte y sus puertos y la Meseta castellana. Además, destaca la situación estratégica del castillo aguilarense, que se ubica en un cerro y que "da lugar a lo que es en la actualidad la villa". El experto recuerda la importancia que tuvo en la Corte Real la familia de los Manrique, condes y marqueses de Aguilar, que "tenían grandeza de España y ocuparon cargos de responsabilidad en el Consejo Real".

En el sur de la provincia, otro de los "grandes ejemplos" de la arquitectura defensiva palentina es la fortaleza de Ampudia, una de las que en la actualidad cuenta con un mejor estado de conservación. Según desvela Rafel Martínez, la construcción ha sido testigo de importantes visitas y pernoctaciones intramuros, ya que "se cree que en el durmió Napoléón y también pernoctó el Emperador Carlos V".

La Diputación de Palencia es la propietaria del castillo de los Sarmiento, en Fuentes de Valdepero, próximo a la capital palentina. "Aparentemente no pertenecía a una familia muy relevante, pero eran nobles de confianza del rey". La fortaleza fue restaurada por la isntitución y ejerce como sede de actos culturales y del Archivo Provincial. Cabe destacar que la última propietaria de la fortaleza fue la duquesa de Alba.

Junto a todos ellos, Palencia atestigua otros testimonios de la arquitectura defensiva provincial como las ruinas del Castillo de Saldaña que, según Rafael Martínez, era otro de los más relevantes en la provincia. Además, otras construcciones que, aunque en ruinas, aún conservan su belleza son las de Belmonte de Campos y Torremormojón, conocido popularmente como la estrella de Campos.

Desigual conservación

Los castillos palentinos viven, comenta Martínez, un desigual estado de conservación. Por ejemplo, los dos castillos gestionados por la institución provincial mantienen su esplendor en la actualidad y, en el caso de Fuentes de Valdepero, tiene gran actividad cultural. De hecho, se ha convertido en uno de los recursos de la Diputación más visitados.

Por su parte, el castillo de Ampudia fue comprado por la Familia Fontaneda y alberga una exposición de diversos enseres y elementos de diferentes épocas históricas, que se puedn contemplar en la propia visita a la construcción. Otros, concluye Martínez, como el de Aguilar de Campoo, permiten a los visitantes apreciar en sus ruinas cómo era la fortaleza en el pasado, y también ejercen de mirador de toda la villa y la Montaña Palentina.

Uno de los principales valores que ofrece la provincia de Palencia, desde la montaña hasta sus diferentes límites provinciales, es el contraste de las llanas tierras de cultivo con la piedra de su patrimonio artístico, desde las torres y espadañas de sus iglesias, hasta los imponentes muros de los castillos. Aunque muchos de estos languidecen en ruinas, otros conservan su esplendor y un atractivo que siglos atrás les hizo ser testigos de la historia e importantes lugares de apoyo para el reino castellano.