Los inmigrantes que residen en Castilla y León destacaron hoy la "indudable importancia" del empleo como herramienta "integradora y favorecedora de cohesión y de inclusión social". Así, durante la lectura de un manifiesto en la recepción y el acto central de la jornada "Castilla y León, tierra de acogida", dentro del Día de Castilla y León, el colectivo reclamó igualdad de trato laboral, de formación y acceso a la salud, si bien asumió "que no todo es negro" y que ya son "plenos ciudadanos" de Castilla y León.

La lectura del documento la comenzó el venezolano Ángel Morán, que reside en Ávila, y que agradeció en nombre del colectivo de inmigrantes el hecho de "institucionalizar" esta fecha bajo el epígrafe de "Castilla y León, tierra de acogida", que este año cumplió su segunda edición. "Es una celebración que entendemos como propia", destacó en representación de Cruz Roja. Recordó el importante peso de población extranjera de la Comunidad, el 5,26 por ciento de los casi 2,5 millones de habitantes.

Por ello, aprovechó la oportunidad brindada por las Cortes y la Fundación Villalar-Castilla y León para agradecer de nuevo a los responsables políticos y entidades sociales "por facilitar" la integración de "forma completa y gratificante". En ese sentido, citó la nueva Red de Atención a Personas Inmigrantes de Castilla y León puesta en marcha por la Junta y que facilita información y asistencia en los ámbitos de residencia, vivienda, empleo, educación, sanidad y servicios sociales. Por último, señaló que con este tipo de actos no se sienten "no tanto como inmigrantes", sino como ya plenos ciudadanos en una clave de tolerancia, respeto e igualdad, hechos que permiten crecer como personas".

El colombiano Rubén Darío, que comparte nombre y apellido con el poeta nicaragüense y habló también por Cruz Roja, vive en Palencia. Recordó que en diciembre de 2016 se registraron 6.486 contratos de trabajo a personas extranjeras, un 21 por ciento más que un año antes. Una cifra que, no obstante, sólo supone el cinco por ciento de los inmigrantes empadronados (128.000). Por ello, Darío recordó que, a pesar de integración cada vez de más calidad, el acceso al mercado laboral supone un "reto" por la necesidad de mayores trámites "y demostración de habilidades similares, y en ocasiones superiores, a las personas españolas". "Apostemos pues por un mercado laboral más flexible para incorporar nuestro talento al mismo, en una Comunidad cuyo mercado y sociedad ya no debieran entender de fronteras. Contruyémoslo juntos", instó.

En el mismo sentido se dirigió el venezolano Edgar José Martínez (Accem), de Salamanca, quien habló de la "indudable importancia" del empleo como herramienta integradora y favorecedora de cohesión y de inclusión social". Por ello, pidió en las Cortes la regulación de la normativa que "facilite el acceso al mercado laboral de los inmigrantes y refugiados" que han elegido Castilla y León como su "casa".

Dignidad y justicia

La guineoecuatoriana Nchama Nsue (Fundación Cauce), que vive en Valladolid, demandó también "el mismo derecho a la dignidad y a la justicia que el resto de ciudadanos". A las puertas de cumplirse los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, señaló que el reconocimiento de que los inmigrantes puedan "disfrutar de la libertad, la justicia y la paz, así como a la dignidad intrínseca y a unos derechos iguales que los nacionales, aún no es una realidad universal".

Marie Gomez, senegalesa afincada en Valladolid, citó literalmente los artículos 41 y 43 de la Constitución Española sobre el derecho de un régimen público de Seguridad Social y sanidad para todos los ciudadanos. En base a estos mandatos, sostuvo, la asistencia sanitaria en Castilla y León "recoge todas las necesidades de atención médica, pero plantea un serio problema en cuanto a la asistencia sanitaria de las personas a las que reagrupamos, sobre todo a los mayores, que son los más vulnerables, al denegárseles dicha asistencia".

Josué Serrudo, boliviano residente en Burgos y de Atalaya Intercultural, habló de la multiculturalidad, que "simplemente es". "En el mundo globalizado en el que vivimos, la diáspora constituye la norma. El encuentro entre culturas diversas provoca, a veces, conflictos inevitables en función de la diversidad de costumbres y valores", admitió.