Todos los partidos políticos -excepto el PP- y las organizaciones ecologistas rechazaron ayer la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de avalar la reapertura de la central nuclear de Garoña (Burgos) a pesar de que no se han atendido los requerimientos de seguridad que se le había impuesto. También coincidieron la mayor parte de los grupos políticos en que se trata de una instalación muy pequeña, insignificante para el suministro energético y cuya reapertura no es rentable, y en que, en realidad, lo que "esconde" es el intento por sentar un precedente para que otras centrales nucleares españolas alarguen su vida útil. El Gobierno Vasco "lamenta y rechaza" la decisión del CSN, y ha observado que la central "ha cumplido con creces su vida útil y además cuenta con una tecnología obsoleta", similar a la accidentada central japonesa de Fukushima. Para la diputada socialista Ester Peña, se trata de una "auténtica infamia" y ha acusado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de "jugar con fuego". También las organizaciones ecologistas han lamentado el dictamen del CSN y han coincidido en que la decisión abre la puerta para alargar el funcionamiento de todo el parque nuclear.