El presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, pidió ayer perdón a las víctimas del expárroco de Tábara (Zamora) José Manuel Ramos, apartado de su cargo por cometer abusos sexuales.

Bláquez, que hizo estas declaraciones momentos antes de presentar el libro "Memoria y gratitud" para celebrar el 50 aniversario de su ordenación, también expresó que "pediría que acompañemos al sacerdote para que pueda superar esta situación oscura de su vida".

Aseveró también el cardenal arzobispo que en estos casos es preciso que "estemos cerca de las familias de las víctimas" y abogó por que "se proceda siempre con ayuda y colaboración con las autoridades para que se clarifique todo".

Ricardo Blázquez afirmó que el obispo de Astorga se encargó de este asunto y aplicó el protocolo previsto por la institución en estos casos. Cabe recordar, en este sentido, que este Obispado apartó de su labor pastoral al expárroco de Tábara (Zamora) José Manuel Ramos tras abrir una investigación, por orden de la Santa Sede, y observar que habría cometido abusos sexuales, al menos a dos hermanos gemelos de 14 años, durante el curso 1988-1989, cuando era profesor en el seminario de La Bañeza (León), un caso que reveló en exclusiva LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. El sacerdote, cura de varias parroquias de la comarca zamorana durante 26 años, permanece apartado desde el 1 de julio de 2016, cuando un decreto firmado por el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, acordó la "privación del oficio de párroco durante un periodo no inferior a un año, en el que tendrá un seguimiento tutelado por un sacerdote, realizará ejercicios espirituales y desarrollará labores asistenciales a favor de los sacerdotes ancianos e impedidos, así como otras tareas caritativas".

El obispo de la Diócesis de Astorga, en el cargo desde el 19 de diciembre de 2015, heredó este caso, del que le informaron puntualmente tanto su predecesor, Camilo Lorenzo Iglesias, como "los sacerdotes de la curia diocesana que han intervenido en el desarrollo del procedimiento".

El de José Manuel Ramos Gordón es el primer caso de pederastia verificado, reconocido y castigado por la Iglesia católica -a través de la Santa Sede- que trasciende en Castilla y León. La acusación fue admitida por el propio religioso durante el proceso canónico penal abierto por El Vaticano y que ha instruido el Obispado de Astorga.

Para el denunciante de los abusos, que 28 años después sufre importantes secuelas psicológicas por las vejaciones sufridas, la pena impuesta al pederasta "es ridícula". "Esto condicionó mi futuro, me robaron mi infancia, mi ilusión, mi inocencia. Mientras los demás niños de mi edad estudiaban y soñaban con un futuro, a mí me negaron el mío" cuenta en una de las dos cartas que ha escrito al papa Francisco y que reprodujo este periódico.

En la carta al papa Francisco, el denunciante, que sigue residiendo en Castilla y León, no solo relata los abusos sexuales, también el encubrimiento de los hechos por parte de otros sacerdotes y las represalias que tanto él, como su hermano sufrieron a raíz de contar estos hechos al entonces rector de La Bañeza, Gregorio Rodríguez. "Ha llegado el momento de decirlo, porque lo que nos hicieron nos marcó y esos estigmas estarán ahí siempre", declaraba a este diario.