La 'tolerancia cero' con el alcohol y las drogas al volante, algo que evitaría al año la muerte de más de un millar de personas en la carreteras, se ha convertido en uno de los caballos de batalla de la Dirección General de Tráfico (DGT). En los últimos años, además de casi duplicar el número de controles de alcoholemia, también ha intensificado las pruebas para detectar a los conductores que circulan bajo el efectos de las drogas.

Mientras en las carreteras de Castilla y León en 2011 se realizaron 64 controles de drogas, y 346 un año después, este tipo de test se han multiplicado de forma exponencial y el pasado año se contabilizaron 7.275, de los que el 34,4 por ciento fueron positivos (2.503), porcentaje parejo al 2014, cuando de 2.838 pruebas 1.027 fueron positivas. A nivel nacional, las tasa de positivos fue similar que en la comunidad y el pasado año se situó en el 35,3 por ciento -40.174 positivos en 113.733 controles- y en el 33,3 por ciento en 2014.

Al mismo tiempo, el número de controles de alcoholemia realizados por la Guardia Civil en la comunidad en los últimos diez años se incrementó un 66 por ciento, pasando de los 439.207 de 2006 a los más de 729.000 realizados el pasado año, mientras que el porcentaje de positivos en este periodo se ha reducido casi un tercio.

Así, mientras en 2006 la DGT sancionó a 5.920 conductores en la comunidad por superar la tasa máxima de alcohol, lo que supuso que el 1,3 por ciento del total de los controles realizados resultaron positivos, este porcentaje se ha ido reduciendo de forma progresiva hasta el 0,9 por ciento de los últimos dos años. Así, en 2015 se contabilizaron 6.282 positivos en más de 729.000 pruebas.