La joven Laura S.G, vecina de Íscar (Valladolid) que en julio de 2013 arrolló mortalmente a dos ciclistas de 33 años, amigos e integrantes del mismo club ciclista de Pedrajas que circulaban por el arcén a la altura del término municipal vallisoletano de Aguasal, ha sido condenada a una pena de tres años y siete meses de prisión.

La condena impuesta por el Juzgado de lo Penal número 3 considera a la joven autora de un delito contra la seguridad del tráfico y de otros dos delitos de homicidio por imprudencia grave--no atiende la petición de la acusación particular que pedía también por conducción temeraria--y por ello, frente a los cuatro años de cárcel solicitados por las acusaciones y la absolución de la defensa, ha resuelto establecer la pena en tres años y siete meses de cárcel y la privación del carné de conducir en cinco años y medio.

Llama la atención que el juez toma muy en consideración el testimonio de varios jóvenes que la mañana del día de autos, poco antes del accidente, vieron a la acusada tratar de aparcar frente a las puertas de un bar en Íscar y dar muestras de encontrarse bebida, ya que estacionó el turismo sobre la acera, así como a las declaraciones de los agentes que la llevaron en el coche patrulla tras el siniestro y que tuvieron que bajar la ventanilla debido al intenso olor a alcohol que desprendía. "Se durmió antes de llegar a Olmedo", llegó a advertir uno de los agentes.

Los hechos se produjeron sobre las 10.15 horas del día 28 de julio de 2013 en el kilómetro 82,894 de la carretera CL-602 Toro-Cuéllar, entre Pedrajas de San Esteban y Olmedo, dentro de Aguasal, cuando ambos ciclistas, Sergio G.H. y Diego G.C, circulaban por el arcén y el turismo Ford Focus que conducía la imputada en el mismo sentido les arrolló por detrás, con lo que ambos jóvenes murieron en el acto.

Durante el juicio, la ahora condenada aseguró que la noche anterior al siniestro llegó a dormir un par de horas tras estar con sus amigas de fiesta, ya que se celebraba la Coronación de las Reinas de las Fiestas, y que tan sólo tomó un par de copas, y justificó las elevadas tasas arrojadas en un elixir naturópata que, según ella, ingirió tras el siniestro con el propósito de tranquilizarse ante el estado de nervios en el que se encontraba.