La economía de Castilla y León crecerá un 2,9 por ciento este año, pero se desacelerará hasta un 2,2 por ciento en 2016; y hasta un 1,9 por ciento en 2017; frente a avances nacionales del 3,2, 2,5 y dos por ciento, respectivamente, según el último informe de la red Hispalink, correspondiente al mes de diciembre.

Hispalink aprecia elementos coyunturales que, en ausencia de intervenciones extraordinarias, "dificultarán el mantenimiento de tasas de crecimiento tan importantes como las de 2015". Así, en el escenario actual prevé crecimientos más moderados para 2016 y 2017, "en línea con la desaceleración esperada de la economía española".

Las causas de esta desaceleración son múltiples. En el escenario interior, Hispalink destaca que el relajamiento en la contención del déficit por parte de la Comisión Europea no puede esperarse que se mantenga a medio plazo, por lo que el gasto público "perderá fuelle en los próximos periodos".

Y por otro lado, en un escenario de alto desempleo y bajas rentas de los hogares, "no debe esperarse que el consumo de las familias se incremente a ritmos relevantes en próximos periodos".

Asimismo, en el entorno internacional, Hispalink explica que el efecto de bajos precios de la energía no parece asumible a cierto plazo, y también seguirá la pérdida de ritmo en las economías emergentes, que si bien "no parece catastrófica, debe asumirse para algunos años, agudizada por la disminución de la inversión en dólares que provocará previsiblemente la subida de tipos por la Reserva Federal".

El documento, recogido por Ical, indica que Castilla y León "parece estar encontrando, en el año que ahora finaliza, una senda de crecimiento sostenido que podría pronosticar una recuperación de la capacidad de generación de riqueza". En este sentido, con un crecimiento anual próximo al tres por ciento en 2015, "puede sentenciarse el final de la segunda contracción observada en la crisis actual".

Hispalink expone que uno de los motivos de este crecimiento tiene que ver con la mejora en la demanda interna, ayudada por la mejora de las rentas reales derivada de la contención de los precios, en especial de los energéticos. En el caso de Castilla y León se ha asistido también a un repunte de la demanda externa que ha actuado sobre las industrias del automóvil y sobre las de bienes de consumo. El informe facilitado a Ical indica también que otro de los motivos es, sin duda, un efecto "rebote" frente a la dureza de las contracciones observadas en los dos impactos de la reciente crisis, que sitúa la economía regional en unos niveles "más realistas".

La recuperación afecta a todas las ramas de actividad, incluida la construcción, que presenta ritmos positivos relevantes por primera vez desde 2008.

El análisis sectorial refleja que en materia agraria, en 2015, el VAB crecerá un 2,5 por ciento, por encima de la media nacional del 1,9 por ciento. Para 2016 estima un crecimiento del sector algo inferior al de 2015 (0,8 por ciento), aunque dada la ausencia total de datos de avance se trata de una cifra "volátil", sobre todo teniendo en cuenta la importancia que la climatología tiene para la mayor parte de las producciones agrarias de la región. Para el año 2017, la apreciación inicial, con mayor grado de provisionalidad, estima un decrecimiento del 0,8 por ciento.