A catorce kilómetros de la provincia de Álava, en pleno corazón del Condado de Treviño (Burgos) y rodeado de montañas alavesas se encuentra Ochate. Una población abandonada a su suerte y deshabitada desde mediados del siglo XIX en la que, según aseguran, curiosos y expertos en el mundo de los fenómenos paranormales se producen todo tipo avistamientos y actividades que poco o nada tienen que ver con el mundo de los vivos. Una serie de misterios nunca resueltos que siguen propiciando que cada año, cientos de personas se acerquen al que muchos han bautizado como «el pueblo maldito».

Leyenda o realidad, Ochate es un pueblo abandonado desde hace décadas del que apenas se conservan la torre de su iglesia, dos casas aledañas a la misma y una ermita. Todos ellos dan cuenta de la existencia de una pequeña población en la que en el siglo XVII al XIX vivieron una decena de familias que desaparecieron de la noche a la mañana por una serie de enfermedades que diezmaron la población hasta hacerla desaparecer por completo.

Julio César Rico, periodista y una de las personas que más ha escrito sobre Ochate, explica que Ochate, encierra misterio en su propio nombre, puesto que se traduce del euskera como «puerta secreta» o «puerta del ruido». «En este lugar apenas ha vivido nadie en los últimos 50 años. Algún pastor ha usado como aprisco el lugar, pero sin apenas convivencia humana. Sin embargo, las crónicas históricas sí recogen que hace 180 años el lugar estaba poblado, densamente poblado».

«Al parecer, y según la teoría de Prudencio Muguruza, primera persona que comenzó a indagar en el misterio de Ochate, fueron varias epidemias de tifus, viruela y cólera, ésta última a mediados del siglo XIX, las que asolaron a la población», explica Rico. En concreto, Muguruza situó tales desastres en los años 1860, 1864 y 1870, como fechas posibles de esas plagas.

La teoría de Prudencio Muguruza daría la vuelta al mundo para despertar la curiosidad de los amantes de las fuerzas extrañas. El investigador afirmó en los años 80 haber sido partícipe de una experiencia alejada de lo normal, y en la que afirmó haber avistado una fuerte luz sobre la torre de la antigua iglesia de Ochate. Tal fue el revuelo causado y la importancia que algunos expertos en la materia concedieron a las fotos realizadas por Muguruza, que las instantáneas del avistamiento llegaron a la propia NASA que calificó la fuerte luz como un Objeto Volador No Identificado.

Todo comenzó un 24 de junio de 1981, cuando Prudencio Muguruza, empleado de un banco de la capital alavesa se encontraba paseando con su perro por las inmediaciones del pueblo de su familia. Había oído mil y una veces hablar de Ochate y contar historias a las amigas de su abuela sobre el pasado de Ochate, cuando se vio sorprendido por una especie de fogonazo que iluminaba la antigua y derruida ermita de Burgondo.

Pero ¿qué tiene Ochate para que tantas personas hayan coincidido en señalar que en este lugar suceden cosas que no puede explicar la mente humana? «Para un investigador o un curioso de lo paranormal, Ochate lo tiene casi todo: apariciones fantasmagóricas, fenómeno ovni, leyendas míticas, misterio, psicofonías o parafonías que se han grabado en el interior de la torre y en la ermita de Burgondo? todo un lujo para el investigador», explica Rico.

El periodista indica que son muchas las personas que se han acercado hasta Ochate con una grabadora y se han llevado testimonios «sorprendentes» que en algunas ocasiones se repiten. Son los registros de lo que parecen ser las voces de una niña y una mujer de mediana edad que avisan al transeúnte de que «debe cerrar la puerta» o «marcharse» del lugar. El propio Iker Jiménez, periodista e investigador del fenómeno paranormal, se desplazó en dos ocasiones a Ochate y realizó varios programas en la localidad burgalesa con el ánimo de desentrañar alguno de los misterios. No lo consiguió.