Los trabajadores de la Central Nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) ya han comenzado la descarga del núcleo del reactor y la transferencia del combustible a la piscina de almacenamiento, operación que se prolongará durante los próximos días. Este combustible (uranio), según indicaron a Servimedia fuentes del sector, permanecerá en la piscina alrededor de dos años y medio, como mínimo, hasta que se enfríe.

Al no existir en España todavía un Almacén Temporal Centralizado (ATC) para ubicar los residuos de alta actividad que producen las centrales hasta que se construya un emplazamiento definitivo, la planta aloja todos los elementos combustibles gastados desde que inició su producción en marzo de 1971.

Nuclenor, la empresa propietaria de la central, informó ayer que tal y como estaba programado, a las 22.57 horas del domingo la central nuclear se desacopló de la red eléctrica. «Todos los equipos y sistemas de la planta han actuado según lo esperado sin ninguna incidencia reseñable», subraya la empresa participada a partes iguales por Iberdrola y Endesa, que asegura que «las tareas se han desarrollado según el programa previsto con total normalidad».

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), dice Nuclenor, ha sido informado en «todo momento» de los pasos que se estaban dando en la instalación, si bien, según indicaron desde el CSN, para ellos la situación de Garoña «no ha cambiado nada» pues tienen autorización de actividad hasta julio de 2013 y, mientras cumplan con los cánones de seguridad, no hay restricción alguna a la producción.

Una treintena de trabajadores se encargó de la parada del reactor de la planta atómica del Valle de Tobalina. Alrededor de las 18.30 horas del domingo, el último turno entró en la fábrica ante la atenta mirada de unidades móviles de distintas televisiones regionales y nacionales. La tranquilidad fue la tónica general de una jornada que podría haber marcado el final de 41 años de actividad nuclear.

Según informó a la agencia Ical el portavoz del comité de empresa, Alberto César, en los trabajos se emplearon a entre 25 y 30 personas que entraron en el segundo de los dos turnos de 12 horas cada uno, programados para la fecha. De este modo, alrededor de las 23 horas Garoña quedó «totalmente desacoplada».

Al día siguiente, las reacciones no se hicieron esperar. El más crítico, el secretario regional de CCOO, Ángel Hernández, quien consideró que Nuclenor «ha tomado el pelo a todos». Según recordó, el sindicato no puso objeción al cierre anunciado por el anterior gobierno socialista, ni tampoco cuando se dio marcha atrás con el actual ejecutivo. Lo que sí dijo, continuó, fue que si iba a haber exceso de plusvalía «deberían contribuir a las arcas públicas».

El presidente en funciones de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (Cecale), Santiago Aparicio, aseguró ayer que «cualquier cierre de empresas es preocupante y más» en el caso de Garoña porque incidió en que pertenece a «un sector estratégico». El presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de Castilla y León, Fernando Escobillas, se mostró «especialmente preocupado» por las empresas que dependen directa o indirectamente de la central nuclear.