La situación económica reducirá a la mitad las inversiones previstas en el futuro Plan Hidrológico del Duero, hasta los cerca de 1.200 millones de euros en tres años, según el último borrador de este documento que marcará la hoja de ruta en la gestión del agua de la cuenca hasta 2015. Se trata de una partida que el propio presidente del órgano, José Valín, reconoce que será difícil cumplir y que aúna diversos proyectos, tanto de abastecimiento, como de depuración y modernización de regadíos, principalmente, por parte de administraciones públicas y particulares.

El próximo miércoles, 19 de diciembre, el documento, heredado del anterior equipo de Antonio Gato y que ha sido actualizado en el último año por Valín, se someterá a dictamen del Consejo Nacional del Agua, tras el correspondiente período de información pública y presentación de alegaciones. Una vez que reciba el visto bueno, se remitirá al Ministerio con el objetivo de que el Consejo de Ministros sea aprobado por Real Decreto a lo largo del primer trimestre del año.

“Hemos tratado de ser más realistas teniendo en cuenta las disponibilidades económicas del país. Se trata de unas inversiones que se han reducido pidiendo a los afectados que sean lo más realistas posibles”, explicó a Ical el responsable del órgano de cuenca, quien confió en que el Consejo del Agua, integrado por cerca de 80 miembros, dé luz verde al documento la próxima semana.

Entre las novedades del texto -que llega con retraso (debería haberse aprobado en 2010) y que estará en vigor hasta 2015-, figuran siete pequeñas presas para aumentar la regulación de la cuenca, al tiempo que se obliga a las centrales hidroeléctricas a mantener caudales ecológicos que garanticen los ecosistemas. El documento también establece caudales de sequía, y marca bandas de protección ambiental de 15 metros en cauces con especial interés, donde cualquier actuación deberá contar con un informe ambiental preceptivo.

Caudales ecológicos

El documento obligará a las empresas hidroeléctricas que operan en la cuenca a mantener niveles mínimos de agua en los caudales, independientemente de la estación y la climatología, con el fin de garantizar la vida en los ríos. Cabe apuntar que en estos momentos la del Duero es la cuenca que más energía hidroeléctrica genera en toda España -unos 7.300 gigavatios por hora-, prácticamente la mitad de este tipo que se produce en todo el país. El Plan dará carta de naturaleza y cuerpo legal a este aspecto y delimitará lo que tiene que soltar cada presa para mantener con vida un tramo determinado de río.

Del mismo modo, la CHD pretende que se establezcan caudales de sequía, algo que se planteó tras el período de alegaciones teniendo en cuenta la situación vivida en algunas zonas en el último año. A ello se suman escenarios de cambio climático ante la previsión de la reducción paulatina de las precipitaciones estacionales en la cuenca.

Aumentar la regulación

El objetivo de la CHD es que hasta 2015 comiencen a desarrollarse los proyectos de siete pequeñas presas que aumentarían en un cinco por ciento (unos 140 hectómetros cúbicos) la capacidad de regulación del Duero, que en la actualidad es de 2.771 hectómetros cúbicos. El coste estimado de estos proyectos supera los 150 millones, teniendo en cuenta que en su conjunto supondrán 125 hectómetros cúbicos adicionales y estimando el coste del hectómetros cúbico en 1,5 millones de euros.

La propuesta consiste en la creación de dos presas alternativas en afluentes del Órbigo, la presa de La Rial y la de Los Morales con una capacidad conjunta de unos 30 hectómetros cúbicos de agua, que procederían de los canales del Órbigo y de Velilla. En segundo lugar, se construirían tres pequeñas presas en los arroyos del río Cueza, en Palencia, tomando aguas del Carrión, con unos 60 hectómetros cúbicos.

A estos proyectos se suman dos presas en el Eresma, una en el arroyo de la Cigueñuela, que se llenaría con aguas del Eresma, y una regulación más en el propio Eresma, a la altura de la localidad segoviana de Carbonero El Mayor. En este caso, las dos presas sumarían una capacidad aproximada de 35 hectómetros cúbicos.

Hoja de ruta

El Plan Hidrológico de la cuenca del Duero es un documento clave para la gestión del agua de la cuenca ya que tanto la CHD como cualquier otra administración pública o los particulares deberán atenerse a lo que figure en él. Entre otras cuestiones, concretará los objetivos ambientales que deberán ser alcanzados antes de finalizar el año 2015, los regímenes de caudales ecológicos, la asignación y reserva de los recursos del agua para atender los distintos usos, los mecanismos de participación pública o los instrumentos de protección del dominio público hidráulico.

Su embrión se forjó en septiembre de 2009 con la participación de más 1.000 entidades implicadas, y pivota sobre seis grandes asuntos. Junto al mantenimiento de los caudales ecológicos, servirá para inventariar y cuantificar la disponibilidad y la calidad de los recursos; para asignarlos en función de los distintos usos; proteger las masas de agua, tanto superficiales como subterráneas; al tiempo que tendrá en cuenta la recuperación de costes, algo que viene fijado por la Directiva Marco del Agua, e incluirá planes y programas de medidas hasta 2015.

A través de este último punto, el plan determinará las reservas y asignaciones previstas hasta el año 2015, y hará una proyección indicativa hasta el ejercicio de 2027. Para ello, incluye las nuevas previsiones de inversión en infraestructuras por parte de las distintas administraciones, combinadas con estimaciones de demanda, y de la climatología.

El Consejo Nacional del Agua, que dictaminará sobre el borrador del Plan el miércoles, es el órgano asesor del Gobierno central en esta materia en el que están representados la Administración General del Estado, las comunidades autónomas, los entes locales, los organismos de cuenca, así como organizaciones profesionales y económicas relacionadas con los distintos usos del agua, sindicales y empresariales y entidades sin ánimo de lucro estatales.