La sentencia es fruto de la vista de conformidad celebrada el pasado martes en la Audiencia y en la que las partes alcanzaron un acuerdo, en el que concretamente se le condena a 13 años de prisión por el homicidio de su progenitora y a 18 por el asesinato de su hijo, que también incluye la condena a indemnizar tanto al padre del hijo fallecido con 69.000 euros, como a su otro hijo con 17.000.

Según dicta la sentencia, los hechos se produjeron cuando la condenada y la víctima se encontraban en la habitación de ésta, ya que su madre no quería dejarle dinero para irse a Vitoria. Allí se insultaron y agredieron mutuamente, cayendo Teresa Ramos Maté al suelo. Cristina se colocó encima de ella, la cogió por el cuello con ambas manos y apretando con fuerza, con intención de poner fin a su vida, le causó la muerte por estrangulación, siendo la causa inmediata de la muerte la asfixia. La acusada, una vez comprobado el estado de su madre, la dejó en el mismo lugar. Estos hechos sucedieron en presencia de los dos menores de edad.

Inmediatamente después, Cristina dio de comer a sus hijos y les dejó dormir la siesta en el salón de la vivienda, mientras, bajó a una cabina de la calle a hacer una llamada telefónica a su pareja, sin comentarle nada de lo sucedido. Posteriormente, sobre las 17.00 horas, la acusada llevó a su hijo mayor Alejandro, a casa de su padre, dejándole en compañía de éste.

Cristina volvió de nuevo al domicilio familiar, donde todavía se encontraba el cuerpo de su madre fallecida, y donde había dejado a su hijo menor de 3 años de edad, durmiendo. Bajó de nuevo a la calle para pasear al perro, y volvió a subir al domicilio, y, una vez allí, con intención de poner fin a la vida de su hijo, llenó la bañera de agua, lo despertó y lo sumergió en ella, causándole la muerte por asfixia, siendo la causa inmediata de la muerta la sofocación.

Tras estos hechos, comprobando el estado del menor, la acusada tapó a su hijo con una toalla, lo introdujo en una bolsa negra de deporte y la dejó encima de la cama de su habitación. Salió del domicilio para coger su vehículo y aparcarlo en la acera próxima al portal de la vivienda, dejando el maletero abierto, para subir de nuevo al domicilio, coger la bolsa con el cuerpo del menor e introducirlo en el mismo. Cristina fue conduciendo hasta Villanueva del Río Ubierna donde se detuvo, abandonando la bolsa con el cuerpo del menor en un paraje situado en una pequeña vaguada debajo de unos árboles.

La acusada retornó al domicilio, aparcó el coche frente al portal, subió a su casa y bajó de nuevo para aparcarlo junto a la entrada del garaje e introducirlo posteriormente en la planta 3 del mismo, dejándolo allí con el maletero abierto. Luego, de nuevo en el domicilio, le puso una manta al cuerpo de su madre, la arrastró al ascensor, bajó al garaje de la vivienda e introdujo el cuerpo en el coche. De la misma forma, circuló hasta la carretera de acceso a la Cartuja de Miraflores desde Fuentes Blancas, y se detuvo, arrojándolo en medio de un barranco, encontrándose tapado en parte por la maleza.

La condenada regresó a su domicilio antes de que anocheciera y tiró la manta en la que había envuelto el cuerpo de su madre en un contenedor junto a la vivienda, en la Calle Legión Española de la capital.