Ángel Marañón Cabello denunció hoy, durante la lección inaugural del curso académico 2010-2011 de la UVa, que la contención del gasto sanitario, “necesariamente reconocible”, y la asignación de tiempos de consulta por paciente son la “antítesis del acto médico”, así como la consecuencia de que se originen tensiones en la relación médico-paciente, que es precisamente donde reside una de las claves de la Medicina.

El también presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid ofreció un discurso realista e instigador a los nuevos alumnos de Medicina, en el que destacó el lado ético y moral de estos profesionales. “No todas las actividades exigen de quien las practica tanta grandeza moral como la Medicina”, dijo, para resaltar que los médicos, en su quehacer, encienden en lo más preciado de los seres humanos, es que “su vida y su salud”.

Además, Marañón Cabello les explicó, en un discurso titulado ‘La Medicina: una profesión científica y humana”, que, como es lógico, el ejercicio médico se apoya en las habilidades, técnicas y científicas, pero sin olvidar la “comprensión humana”. “Es imprescindible también la calidad ética del médico, de manera que sus actuaciones se conviertan en moralmente buenas”. “La práctica clínica no ha de ser sólo científicamente perfecta, sino que es preciso que esté impregnada de abnegación, madurez y sabiduría para determinar en cada momento qué camino es el más beneficioso para un paciente concreto”, sentenció.

Desvirtuación de la profesión

Por otro lado, Marañón Cabello se refirió a la “desvirtuación de la profesión médica”, que conlleva, desde su punto de vista, el “riesgo inherente” de la desmotivación, insatisfacción y pérdida de la autoestima de los profesionales y que, por ende, supone “la desconfianza con uno mismo” e incita a la “aceptación de la Medicina que se siente como una ocupación más que como una profesión”. “Lamentablemente, esa progresiva mutación constituye un claro ejercicio de la dimisión profesional”, de modo que se preguntó que en estas situaciones cómo se puede ofrecer estima a un paciente cuando se ha perdido la autoestima.

Por lo que respecta a las últimas etapas de la vida, Marañón Cabello indicó que hoy los mayores necesitan “menos medicinas y más cariño”, y que en situaciones de graves procesos hay que evitar “prolongar de forma innecesaria la vida con técnicas artificiales y con fármacos, ya que no alargar inútilmente la vida también engrandece la medicina. Parafraseando al oncólogo Sanz Ortiz, recordó que cada vez es más necesario incorporar la muerte a la vida; que el último acto lo de debe protagonizar, si es posible, la propia persona, y que nadie debería morir solo.

En este sentido, el doctor sentenció: “En suma, lo que se pretende es dignificar, humanizar y dulcificar el último tramo del camino de una vida, y ésta es una misión sagrada y obligada del médico. No podemos permitir que la tecnología abusivamente utilizada convierte las fases finales de la vida de los seres humanos en una experiencia insufrible”.

Finalmente, Marañón Cabello transmitió en su lectura inaugural que es “penoso” que algunos clínicos hoy en día sean incapaces de transmitir “simpatía y calor humano” a sus pacientes, porque con ello está “malogrando” la relación médico-paciente. “No basta sólo el tratamiento médico de la enfermedad”, lamentó, para concluir que, a veces, cuanto más se sabe sobre la enfermedad más se olvida cómo tratar al paciente.