El Centro en Red de Medicina Regenerativa y Terapia Celular de Castilla y León afronta su cuarto año de vida con el desafío de retornar a la sociedad el conocimiento desarrollado, luchar para que sus investigaciones básicas salten a la clínica y los ciudadanos obtengan respuesta a los hallazgos de un ‘puñado’ de científicos que luchan por competir en el terreno de la investigación biomédica.

Su reto pasa ahora por consolidarse en una estructura de investigación en el tiempo y avanzar en campos que se escapan al común de los mortales pero cuyos resultados permitirán regenerar corazones infartados, evitar amputaciones de extremidades, resolver la ceguera corneal, frenar el desarrollo de la esclerosis múltiple… En definitiva, su apuesta busca hacer frente a enfermedades que hace unos años era impensable curar y a las que hoy la ciencia es capaz de dar respuestas, si no definitivas sí para mejorar la calidad de vida de quienes las sufren.

En la recta final del proyecto, que nació con una vigencia de cuatro años impulsado por la Consejería de Sanidad, la voluntad de científicos e instituciones es que tenga continuidad en el tiempo y que Castilla y León presuma de poder competir en igualdad de condiciones con autonomías como Cataluña, Andalucía y la Valenciana.

El envite de lograr esta investigación traslacional llega en un momento en el que el grupo recibirá un nuevo impulso con la aprobación este año de un Plan de investigación biosanitaria, enmarcado en la Estrategia Regional de I+D+i 2007-2013, una de las prioridades del Gobierno regional que ya ha avanzado que el centro será “la punta de lanza” de esta hoja de ruta para colocar al ‘ejército de científicos’ de la Comunidad, que son muchos, en el lugar que se merecen.

A buen ritmo

En estos tres años, los siete grupos de excelencia biomédica han logrado aunar sus trabajos de investigación y reforzar la labor que desarrollaban de forma aislada. Desde 2007, han contado con una financiación de más de seis millones de euros, financiados por la Consejería de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad. La previsión es que al menos durante este año y 2011 la financiación conjunta se mantenga, y el nodo reciba otros tres millones de euros para continuar con sus investigaciones.

El trabajo del centro en red se centra en proyectos de regeneración cardiovascular; patología oftalmológica; sistema nervioso y terapia celular en hemopatías, y las actividades se enmarcan en cinco programas transversales: de producción celular; de biomateriales y carriers; de control de calidad tecnológico y bioseguridad; de evaluación externa de objetivos y resultados; y de docencia, formación y difusión.

Falta apoyo de los hospitales

Los grupos coinciden en la importancia y el impulso que han recibido sus líneas de investigación terapéutica con células madre gracias a la creación del Centro en Red, con especial énfasis en la interacción entre programas preclínicos y clínicos y en el estímulo del enfoque traslacional. Si bien, reconocen que han sido incapaces de involucrar a los hospitales públicos en este campo de investigación tan apasionante y de primera calidad que se está haciendo en Castilla y León. En lo que también coinciden es en la necesidad de poner en valor todo el conocimiento generado, “por el paciente y para crear riqueza”, porque saben que el buen paño en el arca no se vende.

Junto a la cantidad y calidad de la producción investigadora, plasmada en numerosos artículos en revistas académicas de prestigio, y la contratación de unos 50 profesionales adscritos a los distintos grupos, la inversión ha permitido a los investigadores que hoy cuenten con mejores infraestructuras para trabajar, por ejemplo, con una resonancia magnética para la experimentación en animales grandes, con un microscopio para laboratorio de cultivos y una sala blanca de producción celular, necesaria desde que las células son medicamento.

San Román: “El hospital debe estar en esta investigación de primera”

El grupo de Terapia Celular Aplicada al Miorcardio, coordinado por el nodo del Instituto de Ciencias del Corazón del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, busca soluciones de translación rápida a la práctica clínica para la reparación microvascular y muscular con células madre en pacientes con cardiopatía isquémica. Teniendo en cuenta que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte, el principal desafío del grupo pasa por desarrollar tratamientos para aumentar la resistencia del miocardio y reparar el tejido destruido.

Para el director del ICICOR, Alberto San Román, uno de los logros del centro es que los grupos pioneros en terapia celular de Castilla y León trabajan juntos. Entre los problemas, han sido“incapaces de implicar a los hospitales”. “Tras diseñar e iniciar un estudio, cuesta muchísimo acabarlo, porque no tenemos suficientes pacientes. Hay que involucrar a toda la red asistencial en esta investigación de primera que se hace en la región”.

Pastor: “No hay que menospreciarnos: se investiga, publica y compite”

El Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) compite en un plano de igualdad con otras instituciones europeas similares. Sus objetivos son el conocimiento de las enfermedades oculares y la aplicación práctica a la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. Se trata de una investigación multidisciplinar y sustancialmente traslacional. “El Centro en Red es una enorme oportunidad que sale de los impuestos de los ciudadanos y que hay que aprovechar. Coloca a la región en posición de competir y no debemos menospreciar el nivel al que estamos trabajando: se investiga, se publica y se compite”, explica su director, Juan Carlos Pastor.

Considera que hay que peder el miedo escénico y competir en el ámbito nacional e internacional, e incidir en una mejor traslación en el paciente. “Se están haciendo cosas de enorme calidad, pero a mí no me gusta ver el ratón. Hay que poner en valor el conocimiento, por el paciente y, para generar riqueza. Hay que pensar en la generación de empresas, en la atracción de ellas, que inviertan en los grupos…”

Merchán: “Hay que lograr una estructura estable para tener resultados”

El Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCyL) desarrollara, entre otras, líneas enfocadas a la terapia regenerativa del sistema nervioso. Su diseño experimental, pionero en España y escasamente desarrollado en el extranjero por la base biotecnológica que requiere encapsulación de células madre adultas y de factores neuroactivos, le sitúa en un lugar excelente para competir en el campo de la terapia para la reparación del sistema nervioso. Su actividad se orienta hacia la terapia de la esclerosis múltiple y la patología neurosensorial y trasplantes neuronales aplicables a las lesiones motoras tras accidentes vasculares cerebrales u otras patologías, con el uso de factores neuroactivos, células madre y progenitores gliales.

Miguel Ángel Merchán, su director, afirma que se ha consolidado una infraestructura que tiene que lograr transferir conocimiento al sistema biosanitario a mayor velocidad. Entiende que en una nueva fase hay que analizar si es necesario incorporar nuevos grupos y lograr la implicación de los clínicos. Incide en que “se debe alcanzar una estructura estable. Con el paso del tiempo es cuando un centro comienza a dar resultados y a tener prestigio”.

San Miguel: “La combinación de terapia farmacológica y celular puede ser fructífera a medio plazo”

El grupo de Hemato-oncología del Centro de Investigación del Cáncer trabaja en la biología de la célula tumoral de las hemopatías, integrando información inmunofenotípica, citogenética, molecular y cultivos celulares. Estos estudios han convertido al grupo de Salamanca en referente internacional. Uno de los problemas a los que se enfrentan es a la capacidad de las células tumorales para escapar al efecto de la quimioterapia. Desde 1990 investigan sobre la enfermedad mínima residual, que desembocó en la coordinación de un proyecto europeo.

Para Jesús San Miguel, su director, el Centro en Red avanza de manera muy activa, pero queda pendiente aprovechar el potencial de la red sanitaria de Castilla y León para reclutar pacientes. “Los esfuerzos de combinar terapia farmacológica con terapia celular pueden ser fructíferos a medio e incluso corto plazo. Hay que promover reuniones para que los clínicos lo conozcan y hacerles partícipes de los ensayos”.

Cañizo: “Los proyectos están en desarrollo. Avanzaremos mucho más”

El Grupo de Terapia Celular del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca trabaja desde hace más de 20 años en la biología de la hematopoyesis normal y leucémica y sus implicaciones clínicas. Desarrolla una investigación sobre las células madre hematopoyéticas en el trasplante autólogo y alogénico. La experiencia de sus componentes en la práctica clínica y su formación en disciplinas biológicas han contribuido a que sea uno de los centros en los que la investigación traslacional ha sido más fructífera. Consuelo Cañizo, que dirige el grupo, cuenta que el Centro ha facilitado infraestructuras para investigar en terapia celular y contratar al personal investigador. “Los proyectos están ahora en vías de desarrollo. Todavía vamos a avanzar mucho más. Ha sido un paso vital para la investigación biomédica en Castilla y León”.

Rodríguez Cabello: “El desarrollo y los resultados son muy superiores”

El grupo Bioforge, de la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad de Valladolid, está especializado en nuevos sistemas y plataformas materiales para ingeniería de tejidos y dosificación de sustancias activas. Abarca el desarrollo de nuevos materiales, caracterización, viabilidad comercial y, en su caso, comercialización. Se trata de un grupo pionero en el diseño de polímeros proteicos a partir de aminoácidos naturales con aplicaciones en el campo de la niomedicina. Esta especialización ha sido consecuencia de una innovadora plataforma científico-tecnológica en que se han sumado conocimientos de biotecnología y nanotecnología a tecnologías más clásicas.

El responsable del grupo, José Carlos Rodríguez Cabello, afirma que “el grado de desarrollo, los resultados y la calidad son muy superiores a los de los que los grupos tenían antes comenzar el centro en red. Lo suyo es seguir apoyando el sistema y potenciar y reajustar cuestiones de índole práctica y operativa”.

Ana Sánchez: “Se ha contratado a gente joven y avanzado mucho”

El Instituto de Biología y Genética Molecular empezó a trabajar en terapia celular en el año 2000, cuando participó con el grupo de Terapia Celular Aplicada al Miorcardio de Valladolid en el diseño y la realización de un ensayo de factibilidad y seguridad para el uso de células obtenidas de médula ósea en el infarto de miocardio. Coordina desde su inicio, en 2003, la Red Nacional de Terapia Celular. Uno de sus proyectos más importantes es la unidad de producción celular, que proporcionará material acorde a normativa europea tanto para los grupos del Centro como para otros nodos de la red nacional.

La directora de la Unidad de Medicina Regenerativa del IBGM, Ana Sánchez, valora el impulso del Centro en Red para contratar “a muchos investigadores jóvenes” y que ha servido para “avanzar mucho”. “Tenemos contactos con el IOBA, con la unidad de Salamanca, y todo esto nos hace avanzar más deprisa”.