La democracia se parece a algunos matrimonios: a veces hay que hacerlo sin ganas. Hemos sido llamados de nuevo a las urnas y tendremos que acudir a ellas como Rocío Jurado salía al escenario, con la ira escurriendo por el escote: "Se nos rompió el amor de tanto usarlo./ De tanto loco abrazo sin medida./ De darnos por completo a cada paso, se nos quedó en las manos un buen día".