Los devotos de la Virgen de la Cantimbriana en Fuentes de Ropel, la imagen bautizada con la denominación de los antiguos pueblos cántabros, celebraron su fiesta con las evocaciones romeras de antaño. Ya no se acude hasta la ribera del río Cea, ni mucho menos a la dehesa de Rubiales donde la leyenda refiere la aparición de la Virgen en una cueva, sino al prado Palacio, en las inmediaciones de las piscinas. No obstante, la devoción sigue constituyendo un referente en esta tierra ropelana, reivindicada como la de la Señora de la Cantimbriana.

La asociación Iniciativas Ropelanas se encargaba en la tarde del sábado de organizar un programa de actos lúdicos en la plaza Mayor donde los juegos tradicionales como los bolos y la rana rivalizaban con las atracciones infantiles.

En la jornada romera de ayer domingo de Pentecostés, la Señora de la Cantimbriana lucía sus mejores galas mostrando la viveza y el colorido de su capa de paño damasquinado.

Entronizada sobre una carreta profusamente engalanada, los devotos enfilaron el camino desde la iglesia hasta el prado Palacio donde se celebró una misa y se cantó la Salve en un ambiente de convivencia romera.