Reponer el pavimento en los viales más deteriorados de Benavente tendrá un coste de al menos 2,4 millones de euros. Este es el presupuesto estimado en el proyecto de pavimentación encargado por el Ayuntamiento hace algunos meses para evaluar el estado del callejero público y para contar con un proyecto de actuación global y definido que permita a futuro priorizar las intervenciones de acuerdo con la disponibilidad de fondos.

"Ya tocaba. Hace al menos 10 años que no se afronta una pavimentación mas o menos integral, o al menos en los viales más castigados, y toca ya corregir ese retraso", explicó ayer el alcalde de Benavente. Luciano Huerga ha subrayado que en 2018 se están acometiendo y se acometerán trabajos de pavimentación por más de medio millón de euros al margen de este plan, del que se ha recibido el borrador. Se trata de actuaciones diferentes que incluyen la rehabilitación de pavimento dentro de proyectos de urbanización, como es el caso de García Muñoz y Santa María, Herreros, Las Eras (incluyendo calles adicionales que no figuraban en la urbanización del ARRU), San Isidro, calle Cartagena, Lagares, entre otras.

El documento permite conocer cuál es el estado de los viales públicos, los que están en peor estado, y los que están necesitando una actuación prioritaria. El equipo de Gobierno baraja destinar parte del superávit de la liquidación del presupuesto de 2017 (315.000 euros) a algunas de estas intervenciones, aunque lo que motivó el encargo de este proyecto integral es actuar conforme a un orden de necesidades y de disponibilidad de fondos.

Una de las "lecciones aprendidas" que ha sacado a la luz este proyecto tiene que ver con las travesías. "El Ayuntamiento se tendrá que pensar en el futuro si al municipio le conviene aceptar las cesiones en propiedad de tramos de travesía, aun cuando tengan fondos adicionales en un primer momento. La experiencia, y no es buena, nos dice que su mantenimiento posterior es altamente costoso y esto requiere una reflexión", razonó el alcalde, en referencia al tramo de la N-VI hacia San Cristóbal, vial incorporado al callejero cuya reparación es la más alta del lote: algo más de 220.000 euros.

El proyecto tiene en cuenta todas las zonas de la ciudad distribuidas en 41 viales en los que se han detectado patologías de deterioro avanzado del firme.

El análisis técnico precisa que la capa de rodadura existente de la calzada de estos viarios es de mezcla bituminosa (aglomerado) extendida sobre losa de hormigón. La calzada se encuentra en mal estado presentando en diversas áreas piel de cocodrilo y grietas derivadas de la abrasión y desgaste de los vehículos, así como zonas parcheadas derivadas de las reparaciones de los servicios de infraestructuras urbanas que discurren por ellas.

Además en diferentes viarios existen colapsos del paquete de firme debidos fundamentalmente a asentamientos de la base, debidos principalmente a la entrada de agua. El equipo redactor del proyecto se ha detectado una serie de zonas colapsadas (blandones) que deben ser rehabilitados saneando el firme del viario.

La actuación será general en todos los viales. En las zonas donde se ha detectado la existencia de un blandón, se realizarán tareas de fresado, demolición y levantado de hormigón, excavaciones y rellenos con hormigón y zahorra para concluir con un riego de adherencia.

En las zonas donde existan fisuraciones longitudinales en el pavimento se colocará un geocompuesto formado por un geotextil de filamentos de polipropileno que irá adherido una geomalla de poliéster de alta tenacidad. La aplicación del sistema impide el remonte de las fisuras al nuevo pavimento y consigue frenar el deterioro de la estructura del firme al actuar como membrana impermeabilizante frente a todo tipo de filtraciones.