El presupuesto de 2017 se ejecutó cumpliendo los principios de estabilidad presupuestaria, pero no cumplió la regla de gasto, lo que obligará al Ayuntamiento a elaborar un Plan Económico Financiero (PEF). Este incumplimiento es fundamentalmente contable y sus efectos inocuos, según el equipo de Gobierno. El gasto computable realizado por el Ayuntamiento en 2017 fue superior al de 2016. La regla de gasto establece que la variación interanual no supere la tasa de referencia del crecimiento del Producto Interior Bruto, de acuerdo con la metodología utilizada por la Comisión Europea, tasa que fue del 2,1%. En 2016 el Ayuntamiento llevó a cabo actuaciones del ARRU de los barrios con subvenciones, pero en 2017 empleó recursos propios. Aunque el gasto fue similar, el diferencial fue superior a la tasa de crecimiento de PIB en aplicación de la normativa contable europea. Esta situación le obliga a elaborar el PEF, pero no interfiere en el uso del superávit de 315.000 euros en inversiones financieras sostenibles porque el Ayuntamiento cumplió sobradamente con el periodo medio de pago a proveedores, su nivel de endeudamiento está por debajo del 110% y en 2016 también tuvo superávit y un remanente de tesorería positivo.